Un informe del Congreso revela que el 95% de la población chabolista de España es gitana

El colectivo, con graves problemas de discriminación, tiene una baja esperanza de vida

Son la mayor minoría de España. Más de 500.000 gitanos, casi la mitad en Andalucía, que sufren "con demasiada frecuencia" marginación, discriminación y brotes de racismo, según un informe de la subcomisión del Congreso que ha estudiado los problemas del pueblo gitano. El texto revela que los gitanos suponen el 95% de la población chabolista, tienen una menor esperanza de vida y más problemas de salud que el resto de la población. También padecen grandes dificultades para encontrar trabajos regulares, en parte debido a su deficiente acceso a la educación (el 70% de lo adultos carece de estudios...

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Son la mayor minoría de España. Más de 500.000 gitanos, casi la mitad en Andalucía, que sufren "con demasiada frecuencia" marginación, discriminación y brotes de racismo, según un informe de la subcomisión del Congreso que ha estudiado los problemas del pueblo gitano. El texto revela que los gitanos suponen el 95% de la población chabolista, tienen una menor esperanza de vida y más problemas de salud que el resto de la población. También padecen grandes dificultades para encontrar trabajos regulares, en parte debido a su deficiente acceso a la educación (el 70% de lo adultos carece de estudios).

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El informe es más descriptivo que resolutivo. Y dibuja un panorama preocupante, sobre todo en relación a los gitanos más pobres, los que habitan casi todas las chabolas que se levantan en España. Ese grupo, con problemas "acuciantes", ronda el 10% de la población gitana, según el presidente de la asociación Secretariado General Gitano, José Manuel Fresno. Se trata, pues, de unos 50.000 españoles -aproximadamente, ya que no hay datos contrastados- que no tienen garantizadas unas mínimas condiciones de vida. Un informe elaborado por la Fundación Foessa y recogido en el informe eleva a un 21,9% los gitanos que viven en "extrema pobreza".El texto señala que este sector de la población gitana tiene una menor esperanza de vida, sobre todo sus mujeres, y sufre en mayor medida algunas enfermedades, se alimenta de forma inadecuada, carece de una cobertura total de vacunación y envejece de forma prematura.

La población gitana integrada "no tiene mayores problemas", subraya Amparo Sánchez, de Médicos del Mundo. Es la población chabolista e itinerante -gitanos de Rumania o Portugal o aquellos que trabajan como temporeros- la que presenta un estado de salud "deplorable", comparable al de las poblaciones de los países en vías de desarrollo, según Sánchez. Un estudio sanitario representativo de este grupo realizado por esta organización en España, Francia y Grecia constata que las gitanas que viven en chabolas mueren entre los 49 y los 61 años.

Tanto Sánchez como la responsable del área de salud del Secretariado General Gitano, Patricia Bezunartea, coinciden en que estos problemas sanitarios se deben más a las condiciones de vida -sin agua, electricidad o calefacción- que a razones culturales o étnicas.

Las chabolas habitadas por los gitanos no tienen más de 50 metros cuadrados y en ellas vive una media de 5,4 miembros, según el informe. Los gitanos que han dejado estas barriadas para integrarse, por ejemplo, en viviendas sociales, tampoco están libres de problemas.

El texto critica de modo velado la forma en que se han llevado a cabo muchos realojamientos de esta población marginada. La concentración de viviendas sociales en determinados barrios, dice, impide "una auténtica integración". Eso, sin contar que muchas de estas viviendas son de baja calidad, y su deterioro, por lo tanto, más rápido.

El acceso al empleo es otra barrera para buena parte de los gitanos, el 40% de los cuales está en edad laboral, según el Secretariado General Gitano. Su falta de formación les impide, sin embargo, competir en el mercado laboral. La mayoría se dedica a la venta ambulante, la recogida de chatarra o son temporeros en Extremadura, Murcia y Andalucía, profesiones tradicionales que están en recesión. Para los autores del informe, el hecho de que muchos gitanos se resistan a trabajar para otros les margina de su entorno social.

Para realizar su trabajo, los diputados de la subcomisión para el estudio de la problemática del pueblo gitano se han basado en las comparecencias de más de 20 miembros de asociaciones gitanas y expertos de diversa índole. La disolución de las Cortes ha impedido que acabaran el trabajo con propuestas concretas.

El informe, de 53 páginas, sólo apunta algunas sugerencias genéricas, como "impulsar el acceso a una vivienda digna", reforzar los programas de apoyo y seguimiento escolar o adoptar "medidas contundentes" para luchar contra el racismo antigitano. Y una petición: que los próximos diputados elegidos terminen el trabajo empezado ahora.

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