'El siglo del cuerpo' alerta sobre las transformaciones de la máquina humana

Nuestros cuerpos no serán como ahora en el próximo milenio. Coincidiendo con la exploración de su software (el código genético), nuestros cuerpos están sufriendo profundas transformaciones mecánicas, científicas y artísticas. ¿Nos dirigimos hacia el cyborg? A través de 500 imágenes, El siglo del cuerpo muestra en la Culturgest de Lisboa, hasta el 19 de diciembre, la evolución del cuerpo humano a través de la fotografía, concebida como una de las bellas artes y uno de los grandes descubrimientos que han servido al progreso de la civilización en los últimos 100 años.

"No es una exposición...

Nuestros cuerpos no serán como ahora en el próximo milenio. Coincidiendo con la exploración de su software (el código genético), nuestros cuerpos están sufriendo profundas transformaciones mecánicas, científicas y artísticas. ¿Nos dirigimos hacia el cyborg? A través de 500 imágenes, El siglo del cuerpo muestra en la Culturgest de Lisboa, hasta el 19 de diciembre, la evolución del cuerpo humano a través de la fotografía, concebida como una de las bellas artes y uno de los grandes descubrimientos que han servido al progreso de la civilización en los últimos 100 años.

"No es una exposición sobre el desnudo, que es bastante limitado, sino sobre el cuerpo, algo mucho más interesante", afirma William Ewing, director del Museu do Elysée, de Lausanne, y comisario de la muestra. "La manipulación de los códigos genéticos", dice, "encierra la tentadora promesa de una vida sin enfermedades, de una longevidad prolongada y de capacidades sobrehumanas, pero suscita también visiones perturbadoras sobre su potencial abuso, como el fantasma de los clones humanos". En cualquier caso, William Ewing sostiene que "el cuerpo humano dejó de ser una entidad absoluta, estática y eterna, y no falta mucho para que los cuerpos que hoy habitamos, tal como las ropas que vestimos, parezcan completamente superados".No es sólo la ingeniería genética la causante de esta transformación. "Los ingenieros mecánicos", dice Ewing, "también están involucrados en este proceso. La habitual incorporación a nuestro sistema orgánico de tubos de plástico, prótesis metálicas, componentes electromagnéticos, fluidos artificiales y órganos animales hace cada vez más imprecisa y dudosa la expresión "de carne y hueso" para definir la materia que compone nuestro ser". Los especialistas ya han inventado la palabra para designar a los seres post-humanos hacia los que nos dirigimos: los cyborgs, compuestos por elementos orgánicos y electromecánicos.

Mantenimiento

Para justificar el motivo de la exposición, el comisario de El siglo del cuerpo añade: "Vivimos con máquinas, y hasta nos enamoramos de ellas. Nos relacionamos y convivimos más con las máquinas que con seres humanos. Cada vez más, nos llevan a pensar en nuestros cuerpos como máquinas de alta tecnología necesitadas de revisiones regulares, pendientes de afinar, y de las últimas piezas del mercado. Según dicen, se espera que los próximos modelos de la línea de montaje (los cuerpos de nuestros nietos) duren 200 años siempre que su mantenimiento sea realizado con el mayor de los rigores".No sabemos si estas ideas se corresponderán con la realidad, pero hay una axioma claro y evidente, a juicio de Ewing: "El cuerpo está en el centro de nuestros sueños y de nuestras pesadillas, porque está siendo objeto de profundas transformaciones. Está siendo reconstruido y reestructurado por ingenieros y está siendo repensado y reevaluado por los artistas". Y al contrario de lo que ha ocurrido con el resto de las artes plásticas, la fotografía ha desempeñado un importante papel en su nuevo concepto artístico y en su reestructuración científica. Las imágenes han servido al progreso de la civilización y medio para mejorar la ciencia, la tecnología, la política o los espectáculos.

Sobre estas bases, William Ewing explica que la exposición intenta, en cierta forma, lo imposible: "Pasar revista a la historia de estos cien años de fotografía en su relación con el cuerpo, para lo cual se han reunido 500 imágenes que abarcan los más variados campos, como el arte, la ciencia, la medicina, la publicidad, la guerra, el entretenimiento o la vida familiar". La muestra está dividida en 13 secciones dedicadas a un área o estilo plástico, donde se han seleccionado las imágenes más fuertes, de mayor impacto, sin tener en cuenta que sus autores fueran muy conocidos.

"Por supuesto", dice Ewing, "nos hemos encontrado con los grandes fotógrafos al preparar la exposición, pero el criterio ha sido la imagen. Hay casos de profesionales no muy conocidos que realizaron dos o tres tomas notables. Y muchas fotos anónimas. Hemos querido abarcar todo el siglo, y, evidentemente, hemos tenido que escoger. Hay muchas imágenes de guerra y violencia que no hemos incluido, pero que podían haber llenado todos los museos de Lisboa. No se trataba de eso. Hemos querido seducir y excitar la pasión de los espectadores. Y también, claro, provocar impactos con la fuerza de las imágenes". Entre los autores figuran Cameron, Avedon, Bayard, Carroll, Lartigue, Boucher, Álvarez Bravo, Doisneau, Salgado, Cartier Bresson y el español Javier Vallhonrat.

El comisario explica que la exposición recoge todos los tipos de fotografía desarrollada en estos años, desde la científica y médica, hasta la política y propagandística o la erótica y artística. Es evidente que las imágenes pornográficas y publicitarias constituyen el mayor núcleo de fotografías de este siglo, motivo por el que la selección alcanza otras áreas, entre ellas el fotoperiodismo, sobre todo durante la guerra de Vietnam.

El objetivo de la exposición consiste en observar esa evolución. Las conclusiones de ese legado se dejan a merced del espectador. "Si nos trasladásemos al año 2099", dice Ewing, "y mirásemos hacia atrás, comprobaríamos que el vasto archivo fotográfico reunido a lo largo del siglo XX sobre el cuerpo humano parecerá tan exótico como son hoy las representaciones dibujadas por los egipcios".