Flandes festeja con una lluvia de actos y exposiciones el 500º aniversario de Carlos V

La gran muestra "Carolus, 1500-2000" arranca en Gante y viajará después a Toledo

Flandes festeja con una catarata de actos y exposiciones el V centenario de CarlosV. Una gran muestra con más de 200 objetos, desde pinturas a libros, ropa, mapas, muebles, armaduras o joyas, ha abierto esta semana los actos en Gante, la ciudad natal del emperador. Alrededor de 60 de las obras expuestas en Gante viajarán luego a Bonn, Viena y Toledo, donde Carolus, 1500-2000 estará en el Museo de Santa Cruz a partir del 5 de octubre del 2000

La reina Fabiola de Bélgica inauguró el viernes, en la abadía de San Pedro de Gante (Bélgica), esta gran exposición, que pretende retratar más el e...

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Flandes festeja con una catarata de actos y exposiciones el V centenario de CarlosV. Una gran muestra con más de 200 objetos, desde pinturas a libros, ropa, mapas, muebles, armaduras o joyas, ha abierto esta semana los actos en Gante, la ciudad natal del emperador. Alrededor de 60 de las obras expuestas en Gante viajarán luego a Bonn, Viena y Toledo, donde Carolus, 1500-2000 estará en el Museo de Santa Cruz a partir del 5 de octubre del 2000

La reina Fabiola de Bélgica inauguró el viernes, en la abadía de San Pedro de Gante (Bélgica), esta gran exposición, que pretende retratar más el entorno de Carlos V (Gante, 1500-Yuste, 1558) que al propio príncipe, y que estará abierta hasta el 30 de enero del 2000. La muestra de Gante es la primera de una serie de eventos que Flandes ha preparado para conmemorar el quinto centenario de un emperador que hoy podría ser visto como el primer europeísta.Los actos se prodigarán en toda la zona norte de Bélgica hasta el 30 de septiembre del 2000, bajo el lema Carlos V, un imperio en el que nunca se pone el Sol. Un recorrido que empieza en la villa natal del príncipe (Gante) y que seguirá por su ciudad de juventud (Malinas), la que acogía a la corte (Bruselas), el pueblecito donde concibió a la que sería la regenta Margarita de Parma (Audenarde), la universidad que le administró argumentos para combatir el luteranismo (Lovaina) y muchas otras ciudades.

La mayor de estas exposiciones, Carolus, organizada con la colaboración Museo del Prado de Madrid, el de Arte y Exposiciones de Bonn y el de Historia del Arte de Viena, presenta un retrato paneuropeo de Carlos V, subrayando las particularidades con que es visto este soberano con tantas caras: el Habsburgo, el Burguiñón de los flamencos, el rey Carlos I de España o el emperador Carlos V de Alemania.

Cuatro círculos

La exposición se estructura en cuatro grandes áreas o círculos: las relaciones del emperador con Gante, con los Países Bajos, con Europa y con el descubrimiento de América. Ese ir de lo micro a lo macro pretende ser un reflejo de ese siglo XVI, en el que el mundo cambió radicalmente gracias al descubrimiento de América y la expansión, por primera vez, de una verdadera economía sin fronteras, un primer germen de la actual aldea global, lo que esa estructura permite pasar de un Carlos íntimo hasta el soberano de un imperio en el que nunca se ponía el Sol. Un imperio forjado a través de matrimonios y mantenido con sangre y fuego.Esa contradicción entre amor y odio, entre lo voluntario y lo forzado, la conocen como nadie los ganteses. Carlos es, ante todo, su emperador, porque allí nació, en Gante, el 24 de febrero del año 1500. Pero es también el soberano centralista que les privó de sus privilegios como ciudad tras la revuelta de 1540 y quizá el primer responsable de que su economía, hasta entonces floreciente como ninguna en los Países Bajos, acabara cediendo el paso y el peso a Amberes. Centenares de ganteses aún desfilan una vez al año, durante las fiestas de la ciudad, ataviados con una camisa blanca y una soga al cuello, para recordar la revuelta contra su propio emperador, ese al que siempre quieren recordar como el Burguiñón.

La segunda parte de la exposición refleja el entorno de las llamadas Entradas triunfales, las ceremonias que cada ciudad festejaba para saludar la llegada del nuevo rey y que permitían a cada una reforzar sus privilegios, sus derechos y sus costumbres. Unos actos populares que facilitaban por una vez la identificación del pueblo con una monarquía lejana y abstracta. Es éste un Carlos centralista, que aplica en los Países Bajos la misma reforma de las instituciones que había ya impuesto en España. Pero es también el mundo de la Reforma de Lutero que dividió a la Iglesia cristiana, del humanismo de Erasmo de Rotterdam, del Renacimiento tardío que había ya florecido desde hacia decenios en Italia.

El tercer círculo lleva al visitante hasta el Carlos imperial, al rey de España, al emperador del Sacro Imperio Romano de la nación alemana coronado en Aquisgrán en 1520, al monarca que ahogó la revuelta de los comuneros de Castilla, al que se enfrentó a Francisco I de Francia y a Enrique VIII de Inglaterra. Los cuadros de Tiziano, de Durero, de Holbein el Joven, de Leoni, de Cranach el Viejo, ayudan al visitante a volar hasta aquellos tiempos. O las armaduras, como la de plata y oro que lucía el joven Carlos a los 15 años. El visitante podrá buscar las diferencias entre los dos célebres cuadros gemelos que retratan al rey con su dogo, el de Jacob Seisenegger (1532) y el de Tiziano (1532-33) que se expone habitualmente en el Prado.

El recorrido se abre por fin al Nuevo Mundo, a las tierras americanas que volvieron patas para arriba la vida en Europa. La exposición se centra ahí en la expansión comercial y marítima, de la que tanto se aprovecharon los Países Bajos y que pusieron a Amberes en el centro del mundo, pero también en la expansión de las nuevas enfermedades, en la mezcla de culturas.

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