Tribuna

Poderosa M3

La estabilidad de precios es el objetivo prioritario del BCE, según el artículo 105 del Tratado de la CE. Sin perjuicio de ello, el Sistema Europeo de Bancos Centrales apoyará las políticas económicas generales de la Comunidad, incluidas las destinadas a promover el crecimiento y el empleo. El Consejo del BCE definió como estabilidad de precios "un incremento interanual por debajo del 2% del Índice Armonizado de Precios de Consumo para el área del euro". En septiembre, ese índice fue del 1,2% (su núcleo subyacente en el 0,9%), sin que las previsiones a medio plazo anticipen tasas superiores.En...

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La estabilidad de precios es el objetivo prioritario del BCE, según el artículo 105 del Tratado de la CE. Sin perjuicio de ello, el Sistema Europeo de Bancos Centrales apoyará las políticas económicas generales de la Comunidad, incluidas las destinadas a promover el crecimiento y el empleo. El Consejo del BCE definió como estabilidad de precios "un incremento interanual por debajo del 2% del Índice Armonizado de Precios de Consumo para el área del euro". En septiembre, ese índice fue del 1,2% (su núcleo subyacente en el 0,9%), sin que las previsiones a medio plazo anticipen tasas superiores.En esas previsiones expresivas de estabilidad, el comportamiento de Alemania y Francia, es determinante. Ambas representan la mitad del PIB del área euro y seguirán manteniendo tasas de variación de los precios no muy por encima del 0,7% actual. Incluso la primera puede sorprender con registros inferiores en los próximos meses, consecuentes con la holgura que distancia entre su potencial de crecimiento y su registro real de PIB, estimado para este año por debajo del 1,5%.

Sobre estas bases, la única razón que ha podido impulsar al BCE a elevar los tipos es la evolución de ese otro pilar de su estrategia que es la tasa de crecimiento del agregado monetario M3 (circulación fiduciaria, depósitos convencionales, participaciones de los fondos de inversión en el mercado monetario y los valores de renta fija emitidos por las instituciones monetarias y financieras), cuya media móvil de los tres meses hasta septiembre alcanzó el 5,9% frente al 4,5% definido como objetivo el 1 de diciembre de 1998.

Si así fuera, la cuestión es hasta qué punto la amenaza implícita en esa desviación de la cantidad de dinero -cuya capacidad expresiva está lejos de ser homogénea en los distintos países del área- y, en particular, la de sus componentes más líquidos, justifica la más cierta limitación de las posibilidades de crecimiento derivada del aumento de medio punto en el precio del dinero; hasta qué punto la credibilidad del BCE puede quedar supeditada a la emergencia de las primeras señales inquietantes de un indicador cuestionado por su fácil distorsión. El contraste con la Reserva Federal estadounidense vuelve a ser relevante.

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