"Tómate una tila, y tranquila, que yo estoy muy bien"
Los familiares de José Luis García y de Marcos Gallego vivieron ayer un sobresalto en la madrugada que recordarán toda su vida. "Ya no volví a dormir. Estamos muy felices", reconoce Olga, la sobrina de Marcos, que a la una y media de la madrugada de ayer recibió la llamada de su tío. Hace 48 horas, las familias hablaban en pasado y el futuro se nombraba con la boca chica. Ayer todo eran planes y alegría."El propio José Luis me decía: "Tómate una tila, y tranquila, que yo estoy muy bien", relataba Carmen, hermana del técnico en telefonía, de 35 años, que tiene previsto volver a España el vierne...
Los familiares de José Luis García y de Marcos Gallego vivieron ayer un sobresalto en la madrugada que recordarán toda su vida. "Ya no volví a dormir. Estamos muy felices", reconoce Olga, la sobrina de Marcos, que a la una y media de la madrugada de ayer recibió la llamada de su tío. Hace 48 horas, las familias hablaban en pasado y el futuro se nombraba con la boca chica. Ayer todo eran planes y alegría."El propio José Luis me decía: "Tómate una tila, y tranquila, que yo estoy muy bien", relataba Carmen, hermana del técnico en telefonía, de 35 años, que tiene previsto volver a España el viernes o el sábado. El domingo Carmen hará su última intervención en Radio Caracol. Los micrófonos de la emisora colombiana han sido el canal de una sola vía por el que Carmen se dirigía a José Luis y al comandante Raúl Reyes, el dirigente guerrillero que, hace tan sólo una semana, seguía sembrando las sospechas de los vínculos de los secuestrados con los paramilitares. "El domingo daré las gracias a todos los que nos han ayudado y también al comandante Reyes, porque igual ha tenido algo que ver en la liberación", decía ayer Carmen. Sus padres, de 77 y 73 años, tuvieron que compensar la noticia con pastillas para el corazón, pero celebrarán en estos días sus bodas de oro con alegría.
Fernando Pérez, cuñado de José Luis y portavoz familiar, podrá descorchar las "dos botellas de cava que se quedaron en la nevera cuando, hace cuatro meses, la guerrilla dijo que los iba a liberar".
En las oficinas de UGT y de CCOO también se recibió ayer con especial emoción la buena noticia. "Es un acto de paz y de solidaridad que se debe hacer extensivo a Enrique López Franjo [secuestrado el 11 de febrero] y a Santiago López Esparza [el 6 de junio]", expresaban ayer los sindicatos, que en estos meses han hecho diversas gestiones ante la guerrilla para certificar el carácter de obreros de los secuestrados.