Políticamente peligroso
Los argumentos esgrimidos por Peter Sellars a la hora de justificar que en sus montajes siempre sitúa la acción en mundos contemporáneos que él conoce en profundidad son casi de cajón: "Me gusta mucho el siglo XVIII, pero yo no estuvé allí y no puedo pretender otra cosa; además, cada vez que me enfrento a un texto, a una historia, veo claros paralelismos y mis producciones simplemente son reflejos de la realidad", afirma muy seguro de sí mismo, y para los que aún dudan, recuerda que Velázquez pintaba a la gente de su tiempo, "los cuadros de Jesús crucificado no reproducen a un judío de hace 2....
Los argumentos esgrimidos por Peter Sellars a la hora de justificar que en sus montajes siempre sitúa la acción en mundos contemporáneos que él conoce en profundidad son casi de cajón: "Me gusta mucho el siglo XVIII, pero yo no estuvé allí y no puedo pretender otra cosa; además, cada vez que me enfrento a un texto, a una historia, veo claros paralelismos y mis producciones simplemente son reflejos de la realidad", afirma muy seguro de sí mismo, y para los que aún dudan, recuerda que Velázquez pintaba a la gente de su tiempo, "los cuadros de Jesús crucificado no reproducen a un judío de hace 2.000 años, sino a un hombre cercano a la época del pintor".Su debilidad por óperas contemporáneas es descarada. Stravinski, Ligeti, Messaien, Hindemith y autores a estrenar como John Adams y Alice Goodman: "Lo que persigo es hacer la ópera interesante y accesible, que se entienda, no porque la haga simple; puedo hacerla tan larga y compleja como las de la Scala, pero me gusta porque es algo políticamente peligroso, es sexy y con un extraño sentido del humor".