Editorial:

Nobel a la solidaridad

EL PREMIO Nobel de la Paz a la ONG Médicos Sin Fronteras llega en el mejor momento: cuando el movimiento humanitario ha perdido la virginidad y es objeto de algunas críticas. Unas justas y otras menos. Primero fue Amnistía Internacional (Nobel de la Paz en 1977); ahora es el turno de Médicos Sin Fronteras, por su trabajo solidario en la emergencia médica en innumerables guerras y hambrunas. Queda un tercer grupo por premiar: una ONG dedicada al desarrollo. Son las tres patas de un trabajo ejemplar: denuncia, socorro y prevención.Este Nobel lo es también a lo mejor del movimiento humanitario. A...

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EL PREMIO Nobel de la Paz a la ONG Médicos Sin Fronteras llega en el mejor momento: cuando el movimiento humanitario ha perdido la virginidad y es objeto de algunas críticas. Unas justas y otras menos. Primero fue Amnistía Internacional (Nobel de la Paz en 1977); ahora es el turno de Médicos Sin Fronteras, por su trabajo solidario en la emergencia médica en innumerables guerras y hambrunas. Queda un tercer grupo por premiar: una ONG dedicada al desarrollo. Son las tres patas de un trabajo ejemplar: denuncia, socorro y prevención.Este Nobel lo es también a lo mejor del movimiento humanitario. A aquellas ONG que han sido capaces de superar los celos y rivalidades, y se han lanzado a campañas de información con el fin de atacar las causas de los problemas, no limitándose a paliar sus efectos. La organización MSF tuvo un protagonismo destacado en la prohibición de las minas antipersona. Ahora participa, junto a otras muchas, en la necesidad de regular el mercado de las armas ligeras, responsables del 90% de las muertes en el Tercer Mundo. MSF representa un ejemplo extraordinario de un movimiento que debe madurar aún más. Es menester que las mejores ONG destaquen de un mar de siglas que a veces confunde a los propios donantes.

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