Las llamas y la violencia cierran Woodstock

12 camiones incendiados, hogueras y saqueos ponen fin a tres días de convivencia musical

Fuego, violencia y robos reemplazaron, pasadas las 10 de la noche del domingo, el espíritu tranquilo y festivo que había presidido Woodstock 99 en la celebración del 30º aniversario del histórico concierto. Las mismas velas encendidas en señal de paz durante las últimas horas del festival sirvieron para provocar una docena de hogueras que se iniciaron junto al escenario y se extendieron por el recinto. Bandas de hombres jóvenes incendiaron 12 camiones, robaron camisetas, bebidas y aperitivos de los puestos y rompieron máquinas expendedoras en busca de dinero.

Acababa de terminar su actu...

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Fuego, violencia y robos reemplazaron, pasadas las 10 de la noche del domingo, el espíritu tranquilo y festivo que había presidido Woodstock 99 en la celebración del 30º aniversario del histórico concierto. Las mismas velas encendidas en señal de paz durante las últimas horas del festival sirvieron para provocar una docena de hogueras que se iniciaron junto al escenario y se extendieron por el recinto. Bandas de hombres jóvenes incendiaron 12 camiones, robaron camisetas, bebidas y aperitivos de los puestos y rompieron máquinas expendedoras en busca de dinero.

Acababa de terminar su actuación el grupo Red Hot Chile Peppers -cuyo bajista, Flea, tocó desnudo- y una película en homenaje a Jimi Hendrix era proyectada sobre una pantalla gigante. Sonaba la canción Déjame estar cerca de tu fuego y docenas de jóvenes entre la multitud se sirvieron de algunas de las 200.000 velitas que habían sido repartidas por la organización bajo el espíritu de paz, amor y música para prender fuego a un coche volcado. Ésa fue la inspiración para una hora de amenazante espectáculo de hogueras, humo, voces, gritos, percusiones sobre basura metálica y saqueos a los camiones de mercancías. "Simplemente creo que se volvieron locos", dijo un asistente.

Sin heridos

Escuadrones de la policía de Nueva York aparecieron entonces protegidos por cascos y provistos de bastones de madera. Poco a poco, gritando y amenazando a los más remolones, crearon un círculo que dejaba a la multitud fuera del peligro de los camiones en llamas. Varias explosiones en los trailers fueron contestadas con rugidos de júbilo por los miles de personas que contemplaban la escena junto a los policías. No se produjeron heridos y unos 50 jóvenes fueron detenidos.La extrema comercialización del original espíritu de paz, amor y música por parte de la organización desembocó en una multitud molesta por una política de precios exorbitantes que facilitó el que una simple botella de agua fuera vendida por cerca de 700 pesetas. Drogas y alcohol contribuyeron a complicar la situación.

El escenario principal -cuyas partes fueron metódicamente destruidas por jóvenes sin camiseta que se encaramaron a su estructura-, los puestos de venta y los vehículos con mercancías fueron el objetivo principal de los ataques. El brote de violencia sorprendió a las fuerzas de seguridad, que hasta ese momento habían arrestado a 31 personas por conducir en estado de embriaguez. Woodstock99 se había iniciado el pasado viernes con la intervención de James Brown.

Cuando comenzó la violencia, una parte de las alrededor de 150.000 personas que habían acudido el concierto ya habían comenzado a regresar a sus casas y no se tiene estimación del número real de asistentes que permanecía en el recinto. Hasta ese momento, el calor había sido la única fuente de problemas para la organización, lo que provocó que los servicios médicos llegaran a atender un total de 2.200 personas como consecuencia de los desmayos y la deshidratación. Un nacimiento y una muerte por infarto había sido el balance de los tres días de concierto, que, además de por los elevados precios, se había caracterizado por una cuidada organización que parecía no haber dejado nada al azar.

El original Woodstock, al que acudió una inesperada multitud, se caracterizó por el barro y una lluvia ininterrumpida y por el comportamiento solidario de los asistentes frente a la falta de previsión de una organización que jamás imaginó que más de 250.000 personas serían atraídas por figuras como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Joan Baez, Joe Cocker o Santana. El concierto se convirtió en una referencia histórica en una generación de americanos para los que el espíritu de paz, amor y música era más importante que el establecido por las estructuras del poder.

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