Casualidades

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Primera casualidad: Javier Gurruchaga se encontraba por entonces en Cuba. Y fue a saludar al personal del rodaje. Hay una boda en El cuarteto de La Habana y el actor que iba a interpretar al cura no pudo hacerlo. Gurruchaga dijo un día que le encantaría participar en la película. A los diez minutos le dieron el papel. A Colomo, antes, no se le había ocurrido, dijo. Segunda casualidad: la actriz Laura Ramos nunca había actuado para el cine. Era amiga de unos amigos de Colomo, con los que de vez en cuando salía a pasear. El día que el cineasta se enteró de que era una actriz (de teatro), la contrató.

Tercera casualidad: Mirtha Ibarra conocía a los herederos de una magnífica villa construida por unos marmoleros italianos. Colomo, entonces, la eligió para rodar.

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Y una coincidencia, que cierra el círculo de la trilogía de viajes: con El efecto mariposa (1995), Fernando Colomo viajó a Londres; con La línea del cielo (1983) partió a Nueva York, y con El cuarteto de La Habana, pues a La Habana.

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