48º EDICIÓN DE LA BIENAL DE VENECIA

La común obsesión de los españoles Manolo Valdés y Esther Ferrer

La presencia de los artistas españoles ha sido, en esta edición, modesta: sólo han sido cuatro los agraciados. En nuestro pabellón, cuyo comisariado ha correspondido a David Pérez, exhiben su obra Manolo Valdés (Valencia, 1942), una figura internacionalmente consagrada, y Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), que se ha movido siempre por circuitos marginales. Ambos tienen en común el haberse originalmente asociado con grupos artísticos de prestigio histórico, como Equipo Crónica, en el caso de Valdés, y Grupo Zaj, en el de Ferrer, conjuntos que emergieron en los años cincuenta y sesenta. Mient...

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La presencia de los artistas españoles ha sido, en esta edición, modesta: sólo han sido cuatro los agraciados. En nuestro pabellón, cuyo comisariado ha correspondido a David Pérez, exhiben su obra Manolo Valdés (Valencia, 1942), una figura internacionalmente consagrada, y Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), que se ha movido siempre por circuitos marginales. Ambos tienen en común el haberse originalmente asociado con grupos artísticos de prestigio histórico, como Equipo Crónica, en el caso de Valdés, y Grupo Zaj, en el de Ferrer, conjuntos que emergieron en los años cincuenta y sesenta. Mientras que el ámbito expresivo de Valdés se ha definido por la pintura y la escultura, el de Ferrer, por la performance y la instalación. En la obra de ambos hay, además, una común obsesión por reflexionar sobre el arte desde el arte, aunque con interpretaciones muy divergentes entre sí. Ambos artistas exponen sus creaciones más recientes en el pabellón español.

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Al margen de la representación oficial, los otros dos españoles presentes en esta 48ª edición de la Bienal han sido Antoni Abad (Lleida, 1956) y Ana Laura Aláez (Bilbao, 1964), cuya obra se exhibe en las Corderie del Arsenal.

Se trata de dos artistas bien conocidos y apreciados en nuestro país, sobre todo en la presente década. Al haber sido seleccionados para participar en Apertutto, que depende directamente del comisario general, su presencia es comparativamente más prestigiosa, pero también mucho más comprometida, ya que se deben medir con el centenar de artistas elegidos de esta manera por todo el mundo. Ninguno de los dos "desmerece" en este exigente contexto, aunque, desde mi punto de vista, los vídeos de Abad han causado más impacto.

Sea como sea, nos sigue pareciendo que la representación española, oficial o no, es proporcionalmente muy escasa para lo que hoy es nuestro arte, algo que nos debe obligar a meditar.

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