Química adolescente
No hace muchos meses, apenas un año, el grupo granadino Los Planetas aún tocaba ante audiencias reducidas, eran los tiempos heroicos del Siroco o la Sala Maravillas. Anoche lo hicieron ante más de 1.000 personas. Si la actitud indie se mide -Los Planetas son uno de los grupos bandera del movimiento- por mantener una actitud igual en una circunstancia o en otra, de los granadinos puede decirse que siguen siendo eso: indies. ¿Qué ha cambiado? Ahora tocan infinitamente mejor y el sonido y la puesta en escena ha ganado enteros. ¡Y, claro!, que su público ha aumentado.Curioso. Sus letras son tan di...
No hace muchos meses, apenas un año, el grupo granadino Los Planetas aún tocaba ante audiencias reducidas, eran los tiempos heroicos del Siroco o la Sala Maravillas. Anoche lo hicieron ante más de 1.000 personas. Si la actitud indie se mide -Los Planetas son uno de los grupos bandera del movimiento- por mantener una actitud igual en una circunstancia o en otra, de los granadinos puede decirse que siguen siendo eso: indies. ¿Qué ha cambiado? Ahora tocan infinitamente mejor y el sonido y la puesta en escena ha ganado enteros. ¡Y, claro!, que su público ha aumentado.Curioso. Sus letras son tan difíciles de entender -no por el mensaje, sino porque se pierden entre el exceso de pop distorsionado, ruido y psicodelia- en disco como en directo. Sin embargo, sus seguidores las cantan de cabo a rabo, con puntos y comas, y se lo pasan en grande.
Los Planetas
J (guitarra y voz), Florent (guitarra), Kieran (bajo), Banin (teclista). La Riviera, viernes 28 de mayo de 1999, Lleno.
Canciones para una orquesta química, su cuarto y último disco grande era la excusa para el concierto de anoche, un resumen de sus ocho años de carretera, que les mantiene en el punto de mira de una adolescencia que se resiste a ser adulta.