Aires de contrafestival

Aunque las enciclopedias no coinciden en la fecha de nacimiento de Cecil Taylor (unas defienden que fue 1929 y otras que 1933), sí están de acuerdo en que es una leyenda viva del piano, un técnico portentoso y un artista con mundo propio. El neoyorquino demostró esto y mucho más de un solo golpe. Taylor practicó también un pianismo introspectivo e interrogante. Su música pareció desdeñar todo lo que no fuera puro presente, avanzando sobre las ruinas de lo recién tocado y ocultando soluciones futuras. Complementó su soberbia actuación con un poema indescifrable, sonidos guturales y danzantes mo...

Aunque las enciclopedias no coinciden en la fecha de nacimiento de Cecil Taylor (unas defienden que fue 1929 y otras que 1933), sí están de acuerdo en que es una leyenda viva del piano, un técnico portentoso y un artista con mundo propio. El neoyorquino demostró esto y mucho más de un solo golpe. Taylor practicó también un pianismo introspectivo e interrogante. Su música pareció desdeñar todo lo que no fuera puro presente, avanzando sobre las ruinas de lo recién tocado y ocultando soluciones futuras. Complementó su soberbia actuación con un poema indescifrable, sonidos guturales y danzantes movimientos de inspiración oriental.Louis Sclavis se presentó al frente de un trío de franceses plurales. La guitarra voluble de Marc Ducret y el chelo de siete cabezas de Vincent Courtois escoltaron los vuelos libres de sus instrumentos de lengüeta (sobre todo el clarinete bajo). Aquí el ritmo sí era explícito y la música del grupo fue penetrando en los compases como la quilla de un rompehielos.