Nacionalismo y fútbol

Si algo sabía Sabino Arana es que para inventar una nación hay que inventarse antes una historia. El problema del nacionalismo no es político, es de colonización cultural: crea estereotipos que luego tienen uso político. Éstas son algunas de las tesis que defiende el finalista del Premio de Ensayo Jovellanos 1999, Tomás Pérez Vejo (Cantabria, 1959), en Nación, identidad nacional y otros mitos nacionalistas (Nobel). "El problema de toda nación, a diferencia de cualquier otra identidad, es la incompatibilidad. Una persona puede ser a la vez del Sporting y del Real Madrid, pero no se p...

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Si algo sabía Sabino Arana es que para inventar una nación hay que inventarse antes una historia. El problema del nacionalismo no es político, es de colonización cultural: crea estereotipos que luego tienen uso político. Éstas son algunas de las tesis que defiende el finalista del Premio de Ensayo Jovellanos 1999, Tomás Pérez Vejo (Cantabria, 1959), en Nación, identidad nacional y otros mitos nacionalistas (Nobel). "El problema de toda nación, a diferencia de cualquier otra identidad, es la incompatibilidad. Una persona puede ser a la vez del Sporting y del Real Madrid, pero no se puede ser a la vez vasco y español, ni del Barça y del Real Madrid", según este historiador. La gente canaliza las pasiones colectivas a través del fútbol, que cobra un papel importante en la formación de las identidades nacionales, añadió. Para este autor, la única diferencia entre el nacionalismo vasco y el español es que Ynestrillas no tiene audiencia en España, mientras que el Ynestrillas vasco, sí. Y considera que los Balcanes son un ejemplo de libro para ver cómo todos los errores posibles del nacionalismo se cumplen.

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