Chinchilla dirige el Museo Arqueológico Nacional
Marina Chinchilla, licenciada en Prehistoria y Arqueología y miembro del cuerpo facultativo de Museos desde 1989, fue nombrada ayer directora del Museo Arqueológico Nacional, con sede en Madrid. Desde 1996 ocupaba la subdirección general de promoción de las Bellas Artes, del Ministerio de Cultura. Chinchilla sustituye en el cargo a Martín Almagro, catedrático de Prehistoria, que fue destituido a los siete meses de su nombramiento."Se ha elegido a una persona de confianza, de la casa, con una gran capacidad de gestión y que ha sabido sacar el máximo partido a los recursos disponibles", declaró ...
Marina Chinchilla, licenciada en Prehistoria y Arqueología y miembro del cuerpo facultativo de Museos desde 1989, fue nombrada ayer directora del Museo Arqueológico Nacional, con sede en Madrid. Desde 1996 ocupaba la subdirección general de promoción de las Bellas Artes, del Ministerio de Cultura. Chinchilla sustituye en el cargo a Martín Almagro, catedrático de Prehistoria, que fue destituido a los siete meses de su nombramiento."Se ha elegido a una persona de confianza, de la casa, con una gran capacidad de gestión y que ha sabido sacar el máximo partido a los recursos disponibles", declaró ayer Benigno Pendás, director general de Bellas Artes. Marina Chinchilla estuvo ayer ilocalizable en Valladolid, donde coordina el montaje de la exposición Arte y saber. La cultura en tiempos de Felipe III y Felipe IV, que se inaugura el próximo jueves en el Museo Nacional de Escultura. Esta muestra es una versión de la presentada en Amsterdam bajo el título de El esplendor de España, con el comisariado del historiador Carlos Martínez Shaw.
La nueva directora tendrá que "recuperar el tiempo perdido", según Pendás, y presentar "un plan racional de actuaciones", con las necesidades del museo y sus instalaciones. El Consejo de Ministros de ayer aprobó un decreto sobre la nueva composición y funciones del patronato del Museo Arqueológico Nacional, que se establece como órgano colegiado de gobierno, como el que funciona en el Prado y en el Reina Sofía. La ausencia de patronato fue una de las críticas de Martín Almagro sobre la situación del museo, junto con la falta de investigación, publicaciones y salas de exposiciones.