Cartas al director

Avutardas, Fomento y la UE

Lejos de leer sobre los centenarios olivos que dan las exquisitas aceitunas de Campo Real, leo con estupor en los diarios dominicales un clamor en contra de sus avutardas. Unos se lamentan de ser menos que ellas, pues dicen sufrir el ruido desde una privilegiada urbanización modelo de filosofía urbanística y de respeto al medio y otro, clama porque está extendiéndose en la sociedad la conciencia ecológica.Acto seguido me froto los ojos y me pregunto: ¿estaré soñando?, ¿será el día de los Inocentes? Inocentes las únicas son las avutardas, ni ustedes ni yo, que no han podido elegir dónde vivir, ...

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Lejos de leer sobre los centenarios olivos que dan las exquisitas aceitunas de Campo Real, leo con estupor en los diarios dominicales un clamor en contra de sus avutardas. Unos se lamentan de ser menos que ellas, pues dicen sufrir el ruido desde una privilegiada urbanización modelo de filosofía urbanística y de respeto al medio y otro, clama porque está extendiéndose en la sociedad la conciencia ecológica.Acto seguido me froto los ojos y me pregunto: ¿estaré soñando?, ¿será el día de los Inocentes? Inocentes las únicas son las avutardas, ni ustedes ni yo, que no han podido elegir dónde vivir, como los respetuosos -o debería decir envidiosos- ciudadanos de Santo Domingo, ni tener una tribuna donde ser escuchadas, como el señor Millás. Su único pecado: vivir en un lugar donde tendidos eléctricos, urbanizaciones, carreteras y embalses se lo permiten. Nadie les preguntó cuándo se declaró su casa zona protegida, por cierto lo hizo el propio Ministerio de Fomento (antes unido a Medio Ambiente) basándose en directrices de la Unión Europea (UE), y nadie les pregunta ahora para arrasarla.

Hemos llegado al quid de la cuestión: ¿con qué fondos se va a construir el aeropuerto? Se hará gracias a fondos comunitarios y lo triste, señor Millás, es que se hará, aunque sea sólo para que su amigo no tenga que ir al psicoanalista. Por eso estamos hartos ya. Estamos hartos de que gente como usted intente enfrentar la solidaridad hacia los hombres (¿es también solidaridad quitar puestos de trabajo y ruidos en Barajas para ponerlos en Campo Real?) con la de los animales porque no lo están, más bien van de la mano: ambas necesitan de ONG para suplir las carencias de Gobiernos e instituciones, pues niños indefensos y avutardas no tienen voz, ni voto. Pido también un respeto a sus portavoces, que es gente preparada y respetuosa; pero sobre todo para los niños del Tercer Mundo que nada tienen que ver con el aeropuerto. Estamos hartos de que sólo se haga caso de los grupos ecologistas cuando conviene y sobre todo hartos de la gente que habla sin saber, no hicimos carreras de cinco y seis años para luego no poder decir esto. Quien legisla es quien tiene la culpa, por no haberlo tenido en cuenta, y también son quienes deberían protegernos de los ruidos, a las personas de Santo Domingo, a las avutardas y a quien sea. Y finalmente y como ya estoy harto, lo diré: me alegraría profundamente que no se construyera el aeropuerto -no caerá esa breva- y que se hiciera justicia con quien sólo pretende vivir.-

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