Actuación urgente en el convento donostiarra de Santa Teresa

Las destartaladas instalaciones del convento de Santa Teresa, situado en plena Parte Vieja de San Sebastián y cuyo propietario es la Diputación, precisan de una remodelación integral para preservar la riqueza del conjunto conventual. La rehabilitación completa de este edificio -el tercero más antiguo de la ciudad tras la iglesia de San Vicente y el museo San Telmo- requiere una inversión de 533 millones de pesetas y más de dos años de obras. Ante la falta de recursos económicos para financiar este proyecto, y a la vista del riesgo de derrumbamiento, el departamento foral de Urbanismo ha decid...

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Las destartaladas instalaciones del convento de Santa Teresa, situado en plena Parte Vieja de San Sebastián y cuyo propietario es la Diputación, precisan de una remodelación integral para preservar la riqueza del conjunto conventual. La rehabilitación completa de este edificio -el tercero más antiguo de la ciudad tras la iglesia de San Vicente y el museo San Telmo- requiere una inversión de 533 millones de pesetas y más de dos años de obras. Ante la falta de recursos económicos para financiar este proyecto, y a la vista del riesgo de derrumbamiento, el departamento foral de Urbanismo ha decidido iniciar un plan de renovación parcial consistente en unos "trabajos urgentes de consolidación y mantenimiento del claustro, el callejón y el coro bajo", según explicó el diputado socialista Jorge Letamendía. Estas obras se prolongarán dos o tres meses, periodo en el que se actuará en la limpieza general y retirada de escombros y maleza existentes en el convento. El responsable guipuzcoano de Urbanismo, Jorge Letamendía, reclamó de otras instituciones un "patrocinio económico" para afrontar la reparación total del edificio, que comenzó a construirse en 1663 y se asienta al lado de una antigua muralla medieval de los siglos XIV-XV. En 1988, mediante la firma de un convenio, la comunidad religiosa cedió la parte baja del convento a la Diputación a cambio de una moderna rehabilitación para usos conventuales de la parte superior. Desde entonces, una superficie de 1.800 metros cuadrados quedó abandonada y sometida a un progresivo deterioro que demanda una reforma total para utilizar el edificio para usos culturales.

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