Kilos de solidaridad

Una ONG organiza un nuevo sistema de ayuda al Tercer Mundo con tarjetas en las cajas de los hipermercados

¿Dónde puedes llegar con un kilo de garbanzos y dónde no? Esta pregunta llevó a la organización no gubernamental Iuve, pionera hace 10 años en la recogida de alimentos destinados a la caridad a las puertas de los supermercados, a replantearse el sistema de petición de ayuda. "Un kilo de garbanzos puede ser muy eficaz para dar de comer a gente de la misma ciudad, pero no sirve cuando se necesita ayuda en países lejanos", explica Miguel Osorio, director del Área Social y de Cooperación al Desarrollo de la organización.De ahí surgió la campaña Un kilo de ayuda, una compra con buen fin, en ...

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¿Dónde puedes llegar con un kilo de garbanzos y dónde no? Esta pregunta llevó a la organización no gubernamental Iuve, pionera hace 10 años en la recogida de alimentos destinados a la caridad a las puertas de los supermercados, a replantearse el sistema de petición de ayuda. "Un kilo de garbanzos puede ser muy eficaz para dar de comer a gente de la misma ciudad, pero no sirve cuando se necesita ayuda en países lejanos", explica Miguel Osorio, director del Área Social y de Cooperación al Desarrollo de la organización.De ahí surgió la campaña Un kilo de ayuda, una compra con buen fin, en la que los alimentos donados directamente del carro de los clientes de los hipermercados han pasado a ser unas tarjetas -por valor de 100, 300 y 500 pesetas- que se pueden encontrar colocadas junto a las cajas de pago de grandes superficies. "El cliente puede cogerlas y entregarlas a la cajera, que las cobra como un producto más", explica Álvaro Bordás, director de Comunicación de Alcampo, en donde la campaña comenzó la semana pasada. Antes se inició en El Corte Inglés -en donde se han recaudado 26 millones- y pronto les seguirán otros centros comerciales. "La filosofía de la campaña es unir a todas las superficies a largo plazo", apunta Osorio.

El dinero recaudado con las tarjetas va directamente a una cuenta especial que luego se entrega a Iuve, que es la que decide a qué proyectos irá destinada la ayuda. "Se envía el dinero según el convenio que se haya hecho con la ONG que nos ha pedido financiación para un proyecto y también en función de lo que se vaya recaudando", dice Osorio.

"La ventaja que tiene es que se puede ampliar la ayuda según aumenta la colaboración de los ciudadanos", añade.

Iuve pretende además que, a través de un sistema sencillo, la gente sea solidaria todo el año. "Hasta ahora sólo se arrancaban los sentimientos de solidaridad de los ciudadanos dos o tres veces por año", dice Osorio, pero también porque el sistema anterior impedía cubrir permanentemente con voluntarios la petición de ayuda. Ahora la recogida se puede hacer en cualquier momento y no requiere de voluntarios.

Pero en Iuve tampoco quieren renunciar completamente a su participación. "Queremos mantener la parte positiva de la acción de voluntarios en la petición de ayuda". Para eso, éstos harán campañas periódicas de información en los propios supermercados, para animar a la gente a colaborar con las tarjetas. Además, el sistema permite que muchos de los voluntarios que trabajaban en la recogida de alimentos dirijan ahora sus esfuerzos a los propios proyectos de ayuda.

Con el dinero recaudado se están financiando ya muchos proyectos dentro y fuera de España. Se advierte cada noche en la Casa del Pobre de Madrid, un albergue donde van a parar los indigentes de peor situación y que es uno de los muchos proyectos que se financian con esta campaña. "Ahora vamos a construir unas treinta viviendas en Honduras para familias que se quedaron sin techo tras el paso del huracán Mitch", explica Osorio.

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