A prueba de muermos

La primera de las dos noches de presentación del tercer álbum de los madrileños Malarians, Hostal Caribe, constituyó una trepidante y desprejuiciada fiesta en la que reggae, ska, pop, rock-steady, swing y jazz se adueñaron del ambiente, dotándole de un componente de diversión a prueba de cualquier muermo. Contando como siempre con una excelente conjunción entre las dos voces solistas -vigorosa la de Begoña, más suave la de Rubén- y con el respaldo de unos coros más que correctos, el grupo logró unos niveles de ejecución magistrales. También es reseñ...

La primera de las dos noches de presentación del tercer álbum de los madrileños Malarians, Hostal Caribe, constituyó una trepidante y desprejuiciada fiesta en la que reggae, ska, pop, rock-steady, swing y jazz se adueñaron del ambiente, dotándole de un componente de diversión a prueba de cualquier muermo. Contando como siempre con una excelente conjunción entre las dos voces solistas -vigorosa la de Begoña, más suave la de Rubén- y con el respaldo de unos coros más que correctos, el grupo logró unos niveles de ejecución magistrales. También es reseñable la pericia del armónica invitado Agustín González, así como la conjunción de una sección rítmica en la que brilló Miguel Malla (Ruedas, Ronaldos).Los nuevos temas, tremendamente efectivos, cuentan con arreglos de una sofisticación meritoria. Pero además hubo temas antiguos -Bolinga-, clásicos del ska -Guns of Navarone- y hasta una versión de Moliendo café. Buen concierto de una banda que levanta la bandera de la música caribeña releída por jóvenes españoles.