Anecoop ensaya en Museros nuevas variedades de cítricos, frutas, hortalizas y uva de mesa

Anecoop, cooperativa de segundo grado formada por unas 125 sociedades, está realizando numerosos ensayos en su campo de experiencias de Museros. Un año después de la compra de estos terrenos, Anecoop ha iniciado ya numerosas experiencias con hortalizas y está preparando ensayos con nuevas variedades de cítricos que ya están funcionando en otras latitudes, frutas de hueso y uva de mesa sin semillas. Otro de los ensayos que se pondrá en marcha en breve es un conjunto de invernaderos, en los que los responsables de Anecoop ven grandes posibilidades.

Los terrenos, que ocupan 17 hectáreas, f...

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Anecoop, cooperativa de segundo grado formada por unas 125 sociedades, está realizando numerosos ensayos en su campo de experiencias de Museros. Un año después de la compra de estos terrenos, Anecoop ha iniciado ya numerosas experiencias con hortalizas y está preparando ensayos con nuevas variedades de cítricos que ya están funcionando en otras latitudes, frutas de hueso y uva de mesa sin semillas. Otro de los ensayos que se pondrá en marcha en breve es un conjunto de invernaderos, en los que los responsables de Anecoop ven grandes posibilidades.

Los terrenos, que ocupan 17 hectáreas, fueron adquiridos por Anecoop el año pasado y albergan una masía -conocida como la masía del doctor- que la cooperativa pretende convertir en centro formativo y sede del departamento de Producción y Desarrollo. Todas estas instalaciones se gestionan desde la Fundación Anecoop, constituida a tal efecto. Hasta la fecha, Anecoop realizaba sus ensayos en campos de algunas cooperativas asociadas, pero el aumento de actividad de una parte y la necesidad de mantener un especia cerrado y confidencial por otra, han llevado a la firma hortofrutícola a centralizar todas sus experiencias en el campo de Museros. Según el director de Producción y Desarrollo de Anecoop, José María Torres, mantener una instalación como esta es necesario para innovar en la producción agrícola, mejorando la producción y acercándola más a las demandas del mercado. Para poder adaptar el campo de ensayo a las necesidades se ha instalado un moderno sistema de riego por goteo. La plantación de naranjas que todavía está ocupando la finca se mantiene, aunque se irá reduciendo a medida que se vaya precisando terreno. De momento, ya se han iniciado los primeros ensayos con numerosas variedades de hortalizas. "Se trata de encontrar nuevas variedades de los componentes de ensalada: coles, brócoli, lechugas...", explica Torres. Son futuros sustitutos de la lechuga tradicional, por ejemplo, que va perdiendo terreno ante nuevas hortalizas, cuyos sabores y colores llaman cada vez más la atención de los consumidores. Invernaderos En estos momentos se está procediendo a preparar varias parcelas para instalar un conjunto de invernaderos de 7.000 metros cuadrados, donde se experimentará con nuevas variedades de tomates, pepinos, berenjenas, pimientos y melones. "Los invernaderos son una baza que puede ser muy importante para nuestra agricultura, ya que, cada vez más, lo que se valora es la fruta o la verdura fuera de su temporada normal", afirma Torres. En los invernaderos se buscarán aquellas variedades que mejor se comporten en este ambiente, ofrezcan mejor color y sabor. También se está preparando la plantación de las zonas de experimentación de frutos y de cítricos. En los frutos de hueso se va a trabajar con melocotón, nectarina, albaricoque y ciruela. Se han pagado los royalties (derechos) de 86 variedades diferentes de frutales. Ahora hay que observar cuáles dan mejores resultados en las condiciones climáticas locales, para poder elegir las más adecuadas. Igual ocurre con los cítricos, en los que se ha puesto la vista en algunas variedades de valencias que se producen en Suráfrica y Estados Unidos y que permite una maduración que no coincide con el grueso de la campaña actual, lo que permite mejor penetración en el mercado. "Una vez elegida la mejor variedad, se traslada a la zona de demostración, para que los agricultores puedan ver como se comporta, ya que en dos o tres árboles es difícil hacerse una idea general", señala Torres. Otro de los campos en los que en breve se experimentará en el campo de Anecoop en Museros es la uva de mesa, un cultivo que ha ido decreciendo en la Comunidad Valenciana, pero que tiene una cuota de mercado que se ha cubierto desde Italia. El estudio se hará en todas las variedades, pero con la peculiaridad de que serán sin semillas, lo que supone un avance sustancial. Además se pretende que esta producción recorra todo el periodo: de junio a diciembre. Todos estos estudios se realizan en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), que controla la sanidad vegetal de las variedades que se estudian y que previamente se han comprado a universidades o a ostentores privados. Y una vez se eligen las mejores variedades, se trasladan a las cooperativas para que informen a los socios de las nuevas posibilidades. Según José María Torres, "el beneficio de Anecoop no es la venta de las plantas, sino la mejora del producto de nuestros agricultores".

Una masía que da imagen

La masía que ocupa el centro de la finca de Anecoop en Museros tiene un destino concreto dentro de la organización de la firma hortofrutícola. Según José María Torres, "queremos que se convierta en un elemento que de prestigio". Hace un año, Anecoop pagó 180 millones de pesetas por el conjunto de la finca, y a lo largo de tres años invertirá otros 250 millones para adecuarla a las necesidades. Un nuevo transformador eléctrico, la construcción de una cámara frigorífica, de una sala de evaluación, la restauración del interior de la masía, que incluye un salón de actos, un comedor y varias salas, aulas y despachos... Todo con el objetivo de servir para que, cuando estén culminadas las obras, el departamento de Producción y Desarrollo de Anecoop pueda desarrollar su trabajo de forma permanente en estas instalaciones. "Queremos que estas instalaciones se conviertan en un lugar de paso de nuestros clientes y de las cooperativas", explica Torres. De hecho, el programa de trabajo es el siguiente: se analizan las diversas variedades de un producto, se elige la más adecuada y se presenta a los implicados en el proceso. "Traemos a la masía a los comercializadores y a los productores para que comprueben la bonanza de las nuevas variedades y a partir de ahí que se puedan ir implantando", señala Torres. El máximo responsable del departamento de Producción y Desarrollo resalta la importancia de innovar continuamente para evitar que otras zonas productoras del mundo consigan la delantera por inanición de los españoles. "El agricultor siempre ha creído en la ciencia que ha heredado de sus padres o abuelos, pero mientras se mantienen estas actitudes, en otros sitios se confía en la ciencia para crear mejores productos", advierte. Hasta el 2002, Anecoop habrá comprado los royalties de unas 200 variedades de fruta de hueso, 50 de uva y 100 de cítricos para experimentar con ellas y poder escoger las que mejor se adaptan a nuestra climatología. Esto supondrá una inversión de unos 100 millones de pesetas. "Nosotros observamos qué novedades hay en el mundo y las probamos aquí. Sólo las mejores tienen futuro", señala.

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