Entrevista:

"Nunca ha habido tanto dirigismo en el arte"

Agustín Ibarrola (Basauri, 1930) celebraba ayer el 50º aniversario de su primera exposición individual en la sala Estudio. Artísticamente lo había hecho, semanas antes, con una manifestación intimista en la galería Aritza de Bilbao. Ayer lo recordaba en su caserío de Oma (Bizkaia), el medio natural que le ha otorgado las pruebas para encontrar el móvil auténtico de la vanguardia frente al academicismo: el conocimiento de los materiales y el respeto a sus propiedades. Una revolución que conduce al progresismo de la vanguardia y se configura como el antídoto frente al dogmatismo.Pregunta....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Agustín Ibarrola (Basauri, 1930) celebraba ayer el 50º aniversario de su primera exposición individual en la sala Estudio. Artísticamente lo había hecho, semanas antes, con una manifestación intimista en la galería Aritza de Bilbao. Ayer lo recordaba en su caserío de Oma (Bizkaia), el medio natural que le ha otorgado las pruebas para encontrar el móvil auténtico de la vanguardia frente al academicismo: el conocimiento de los materiales y el respeto a sus propiedades. Una revolución que conduce al progresismo de la vanguardia y se configura como el antídoto frente al dogmatismo.Pregunta. El bosque ha ejemplarizado un cambio de actitud que se observa también en su reivindicación como artista. ¿La naturaleza se contrapone a la fábrica como expresión artística? Respuesta.Vivimos grandes cambios en nuestra sociedad. Hoy no se puede hacer arte teniendo sólo en cuenta conceptos tradicionales. Para algunos, los conceptos de vanguardia sólo se soportan en las formas estéticas que han producido artistas indiscutibles de este siglo. Eso es una barbaridad. Su actitud la conocemos y lo podemos aplicar como punto de apoyo para producir cosas nuevas. Hoy el arte académico se hace en nombre de la vanguardia, de la estética moderna e incluso del arte abstracto. Nunca jamás en la historia se ha producido tanto dirigismo estético, ni siquiera en la Edad Media. Hoy se está dando una situación escolástica como jamás ha ocurrido. El arte académico existe y es el arte abstracto. Pero el arte de vanguardia reivindica el instrumento para producir estética desde sí mismo, exige tenerlo en cuenta y respetar sus características.

P. Cincuenta años después de su primera exposición y casi doce de la exposición de Madrid que significó su resurrección, parece inmerso en una reivindicación profesional que los exilios exterior e interior le han privado.

R. Los grandes cambios de la sociedad me han moderado, han condicionado el tipo de temas, de materiales. Uno aprende a abrir el campo de sus conceptos y a respetar la pluralidad frente a la estética dominante. Respetando los materiales se aprende a respetar la diversidad y la creatividad, y aprendes, al mismo tiempo, más de ti mismo. Es un proceso de maduración al que no es ajeno el mundo del progreso y del trabajo. No puedo olvidar las fábricas y esas manos que han construido todos los objetos del mundo. Siento no haber podido hacer más justicia a ese mundo, por falta de medios para trabajar el hierro. No hay que olvidar que la ingeniería ha producido arte de forma magnífica y rotunda.

P. Desde su resurrección en Madrid (1987), y ante la perspectiva de una nueva exposición en esa ciudad, se ha operado un cambio rotundo en la utilización de materiales, descubriendo o recuperando el arte interdisciplinar.

R.Durante mucho tiempo pensé que era solamente un pintor, aunque los escultores me decían que pintaba como un escultor. El Equipo 57 dinamizó la función de los materiales como elemento fundamental del arte. Cuando era niño tenía unas tijeras con las que recortaba los materiales para crear refugios alternativos en los bombardeos. En la cárcel utilizaba lo disponible (periódicos, estraza, sábanas, etcétera) para crear arte. El arte poveri era una realidad, porque yo era pobre. En la actualidad, el bosque me permite utilizar los recursos conceptuales del artista, que hoy son inmensos, respetando la vida propia de esos materiales: los árboles, la roca, la montaña. Hay obras que incluyo en mis exposiciones que tienen una ligerísima aportación personal, porque son en sí mismas obras de arte. Disponemos del pluralismo para hacer frente a la escolástica, como el renacimiento estableció una serie de conquistas fundamentales. La vanguardia no puede ser la repetición de lo establecido como tal, sino que tiene que aprender de los materiales y de la creatividad de cada cual. Hoy en día llamarse figurativo, expresionista, abstracto, etcétera, es una bobada que sirve a los críticos para hacer ver que entran en la obra del artista. Un solo artista puede ser un conjunto de conceptos que unas veces los aplica alternativamente y en otra ocasión como conjunto de conceptos necesarios.

P. Medio siglo después se antoja una figura nueva de Ibarrola como artista, una reivindicación profesional en respuesta a la conciencia crítica del arte social.

R. El hombre es también su molde, su familia, su colectividad inmediata, la más internacional, pero igualmente activa. Arteta reflejaba efectivamente esa visión poética del trabajo, pero en sus figuras hay casi siempre un gesto de limpiarse el sudor, como expresión del esfuerzo. Hoy los ejemplos han cambiado: hay sudores fríos, de horas de codos y de creatividad en trabajos no físicos. Pero al final ha prevalecido en mi expresión artística la condición del hombre y su molde, expresado en su actividad y en los instrumentos que ha utilizado en su entorno. Y de ello, en la madurez, he aprendido el respeto a los materiales como expresión de ese molde. Ideológicamente, soy ahora menos dogmático porque, en la medida en que soy más un hombre de izquierdas, me doy cuenta de que soy más demócrata y más tolerante, en el arte y en la vida cotidiana.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En