Reportaje:

El Gobierno reparte discrecionalmente en tres años 123.972 millones entre sus altos cargos

Aznar aumenta y extiende el complemento de productividad pese a que prometió limitarlo

El Gobierno ha disparado el uso del complemento de productividad como instrumento de pago en la Administración, del que se benefician sobre todo sus niveles más altos, y ha aumentado su discrecionalidad. En 1997 ese concepto creció cinco veces más que las retribuciones medias y se multiplicó por cuatro respecto a 1996. Los Presupuestos de 1998 y 1999 mantienen la tendencia al alza. En los tres años de Gobierno del PP se repartirán discrecionalmente 123.972 millones. El PP prometió en su programa electoral "dar prioridad a un sistema retributivo sin margen para la discrecionalidad".

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El Gobierno ha disparado el uso del complemento de productividad como instrumento de pago en la Administración, del que se benefician sobre todo sus niveles más altos, y ha aumentado su discrecionalidad. En 1997 ese concepto creció cinco veces más que las retribuciones medias y se multiplicó por cuatro respecto a 1996. Los Presupuestos de 1998 y 1999 mantienen la tendencia al alza. En los tres años de Gobierno del PP se repartirán discrecionalmente 123.972 millones. El PP prometió en su programa electoral "dar prioridad a un sistema retributivo sin margen para la discrecionalidad".

La decisión del Gobierno de José María Aznar este mismo año de extender el complemento de productividad a los 29 secretarios de Estado o números dos de los ministerios ha reabierto en la Administración el debate sobre la discrecionalidad en los pagos en los niveles más altos de la función pública. El PP precisamente se había comprometido en su programa electoral a restringir este sistema de retribución discrecional que acuñó el PSOE por vía legal en la reforma que hizo en la ley de la función pública en 1984.Ese texto legal concibió el complemento de productividad como una retribución variable, individualizada, ligada al desempeño de la tarea encomendada y no consolidable. Los gestores de la Administración fueron reticentes a él por la dificultad para cuantificarlo. Los gobiernos socialistas lo desvirtuaron en su desarrollo y lo potenciaron. Perdió su carácter individualizado y ligado al desempeño de la tarea y fue discrecional.

El partido del Gobierno prometió en su programa electoral cambiar este sistema: "El PP dará prioridad a un sistema objetivo de retribuciones sin margen para la discrecionalidad y basado en un adecuado equilibrio entre haberes asignados al puesto desempeñado y los correspondientes al eslabón o nivel en la carrera administrativa. Se implantarán progresivamente sistemas de evaluación del desempeño".

Lejos de dar prioridad a un sistema objetivo de retribuciones, el Gobierno de Aznar no sólo ha extendido este sistema a los secretarios de Estado sino que lo ha aumentado en relación con el resto de las retribuciones en la Administración General del Estado. El plus de productividad ha crecido de un 2,8% en el ejercicio 1995/96 al 11,1% en el de 1996/1997. Paralelamente, las retribuciones medias han disminuido de un 4,5% a un 2,5%, según datos de la Administración.

Este crecimiento tan fuerte de la productividad coincide con la etapa en que el Gobierno del PP decidió la congelación salarial en la función pública. El portavoz del PSOE en la Comisión de Administraciones Públicas, José Luis Rodríguez Zapatero, denuncia que "el Gobierno compensó con la productividad a los niveles más altos de la Administración en un año en que congeló el sueldo a los empleados públicos".

Pero el complemento de productividad continúa su tendencia al alza. El Gobierno presupuestó 35.468 millones para 1997 por este concepto; 41.153 millones para 1998, y 46.351 millones para 1999. El PP terminará por repartir 123.972 millones a los altos funcionarios en los tres años que lleva gobernando. Este periódico trató de obtener la versión del Gobierno, pero no hubo respuesta.

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La inmensa mayoría de esta bolsa, de cuyo reparto se responsabilizan los subsecretarios de los ministerios en contacto con los gestores, va a parar a los niveles más altos de la Administración. En el reparto predomina la discrecionalidad. En cada ministerio se fija un mínimo y un máximo, que tampoco se respeta. El Gobierno está rompiendo los techos máximos. Así, en el Ministerio de Administraciones Públicas una instrucción firmada por el subsecretario en julio pasado aumentó el techo máximo de 75.000 a 150.000 pesetas, del que se benefician sus niveles más altos. El reparto es muy opaco. Los sindicatos conocen el reparto con un retraso de uno a tres meses.

Los ministerios políticos -Presidencia, Administraciones Públicas e Interior- son precisamente los más beneficiados por el aumento del complemento de productividad. Los Presupuestos de 1999 marcan un crecimiento del 23,92% respecto de 1998 para Interior por este concepto. Sigue Administraciones Públicas con un 11,32%, y luego Presidencia con un 13,15%. El Ministerio de Economía y Hacienda sólo experimenta un aumento del 2,52% porque sus retribuciones por otros conceptos son las más altas de la Administración.

La discrecionalidad en el reparto por organismos públicos es norma. Así, la Biblioteca Nacional experimenta un aumento del 94% de 1998 a 1997; el Instituto de Auditoría de Cuentas, un 76%, pero la Coordinación Hidrográfica del Duero, un 14%.

Rodríguez Zapatero, portavoz del PSOE en Administraciones Públicas, señala que en el caso de los ministerios el complemento de productividad "sirve al Gobierno para satisfacer las reclamaciones de los colectivos con mayor poder de presión e influencia en la Administración. En otros casos resulta enigmático el criterio de reparto, y la opacidad se manifiesta en arbitrariedad".

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