Tribuna:

Dos pedagogos independientes y entregados

Agustín González de Acilu y Josep Colom son dos individualidades fuertes y representativas de nuestro panorama musical y cultural. En ambos casos llama la atención la independencia de criterios, la entrega vocacional, el rigor analítico y la concepción del hecho musical integrado dentro del amplio esquema general de la cultura, así como una inclinación, hecha práctica, por la pedagogía.González de Acilu, formado en Navarra y Madrid, con Calés y Julio Gómez, recibió también la influencia benefactora de Gerardo Gombau, antes de marchar a Italia para trabajar con Petrassi o contrastar sus caracte...

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Agustín González de Acilu y Josep Colom son dos individualidades fuertes y representativas de nuestro panorama musical y cultural. En ambos casos llama la atención la independencia de criterios, la entrega vocacional, el rigor analítico y la concepción del hecho musical integrado dentro del amplio esquema general de la cultura, así como una inclinación, hecha práctica, por la pedagogía.González de Acilu, formado en Navarra y Madrid, con Calés y Julio Gómez, recibió también la influencia benefactora de Gerardo Gombau, antes de marchar a Italia para trabajar con Petrassi o contrastar sus caracterizados planteamientos en el Darmstadt de 1964, cuyos cursos dirigieron Pousseur, Ligeti y Babbit. La obra de Acilu constituye algo aparte en el conjunto de su generación, circula por vías muy diversas y recibe incitaciones intelectuales de Quilis, de Tailhard de Chardin, Enzenberger o García Bacca. Son notables sus partituras en torno a problemas lingüísticos, fonéticos o semióticos, que en 1971 cuajan en el Oratorio panlingüístico, con textos castellanos y euskeras, así como la obra coral que canta la palabra vasca de Xabier Amuriza. En todo caso, incluso en la música instrumental (conciertos y una sinfonía) cuanto hace Acilu responde a un temperamento dramático.

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Si la carrera de Acilu sigue un curso responsable y obediente a los mandatos de la inteligencia, algo parecido podría trasladarse a Josep Colom, pianista de extraordinarias calidades y virtuoso sin tacha, pues sirve siempre a la más alta música en todos sus géneros, hasta descubrir las más recónditas bellezas de los pentagramas clásicos, románticos o contemporáneos. Cada intervención de Colom supone más que una lección, ya que vale por todo un curso compendiado no ya de cómo se hace la música, sino de lo que la música es en sí misma. Colom fue el primer y único premio español del concurso internacional de Santander Paloma O´Shea, y se formó en Barcelona con Joan Guinjoan y más tarde en la escuela normal de París.

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