El cantante atlético

El barítono danés Bo Skovhus dejó claro en Madrid que sus facultades vocales se encuentran a tope.Eligió un programa atípico con los Cantos del rey Eric, del sueco Ture Rangström, y seis monólogos de Jedermann, del suizo Frank Martin, obras que el cantante alternó con ocho canciones de amor, de Dvorak, y una selección de lieder de Wolf.

Se lució especialmente Bo Skovhus cuando el tono de las canciones era heroico -en Rangström especialmente, pero también en Martin-, demostró una buena dicción del alemán, pasó con irrelevancia por Dvorak y como una apisonadora por Wolf.
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El barítono danés Bo Skovhus dejó claro en Madrid que sus facultades vocales se encuentran a tope.Eligió un programa atípico con los Cantos del rey Eric, del sueco Ture Rangström, y seis monólogos de Jedermann, del suizo Frank Martin, obras que el cantante alternó con ocho canciones de amor, de Dvorak, y una selección de lieder de Wolf.

Se lució especialmente Bo Skovhus cuando el tono de las canciones era heroico -en Rangström especialmente, pero también en Martin-, demostró una buena dicción del alemán, pasó con irrelevancia por Dvorak y como una apisonadora por Wolf.

Fue un tipo de canto exhibicionista, potente, un poco monocorde, sin excesiva intimidad.

Contó, eso sí, con un pianista excepcional, Helmut Deutsch. Juntos ofrecieron una sesión más apabullante que emotiva, de las que deja boquiabiertos a algunos y en la más absoluta indiferencia a otros.