Vicente Verdú afirma que "estar bien con el mundo" es un privilegio

El autor presenta "Señoras y señores. Impresiones desde los 50"

No todo está perdido, aunque el cuerpo aguante menos. Al contrario, a partir de los 50, se gana en capacidad para disfrutar de la vida, que no es poco. Ésta es la mirada que Vicente Verdú (Elche, 1942) extrae en su último libro, Señoras y señores. Impresiones desde los 50 (Espasa Calpe), que ayer presentó en Madrid. Flanqueado por Soledad Puértolas y Juan José Millás, Verdú aseguró que este ensayo no es una lamentación de la madurez y la quiebra de la juventud. "La vida es un elemento que se crea azarosamente, es un bien escaso y lo que hemos conseguido lo vamos a ver con distancia y ex...

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No todo está perdido, aunque el cuerpo aguante menos. Al contrario, a partir de los 50, se gana en capacidad para disfrutar de la vida, que no es poco. Ésta es la mirada que Vicente Verdú (Elche, 1942) extrae en su último libro, Señoras y señores. Impresiones desde los 50 (Espasa Calpe), que ayer presentó en Madrid. Flanqueado por Soledad Puértolas y Juan José Millás, Verdú aseguró que este ensayo no es una lamentación de la madurez y la quiebra de la juventud. "La vida es un elemento que se crea azarosamente, es un bien escaso y lo que hemos conseguido lo vamos a ver con distancia y extrañeza; no está dado porque sí, sino porque es un privilegio apreciar los colores, sonreír y saborear las cosas que hasta ahora no eran excepcionales, que se traduce en estar bien con el mundo", manifestó el autor del libro, con el que ha ganado el XV Premio Espasa de Ensayo.Incluso la muerte se contempla como un elemento iluminador de la vida. "Porque esos privilegios surgen porque aparece la idea de la muerte y ésta se convierte así en una referencia iluminadora". En Señoras y señores el articulista de EL PAÍS desgrana los sucesos que marcan esa edad: una publicidad que les ha desterrado del mapa; una ropa que les disfraza de leñadores y una cara que, a pesar de las cremas hidratantes, no resplandece. Y, sobre todo, está presente la salud en esa edad en la que el médico prohíbe casi todo.

"Vaya catálogo de medicinas que das en el libro", le espetó Juan José Millás. Para el autor de La soledad era esto, el ensayo de Verdú es una metáfora de esa negociación entre los dos rostros que acompañan siempre al hombre: "El de dentro y el rostro que ven los demás y que conviven sin problemas hasta los 50 años. Y tienen que negociar porque no pueden vivir juntos y sabiendo que ninguno de ellos puede ganar ni perder. Si gana el que llevamos dentro, uno se vuelve loco".

Menos soledad

A Soledad Puértolas el último libro de Vicente Verdú le ha provocado ver "con más claridad y sobre todo con menos soledad esas cosas de la vida que yo estaba mirando, el paso del tiempo, la edad", afirmó. La escritora le objetó a Verdú "que a las mujeres nos advierta que no nos colguemos de la lencería a los 50 cuando creo que es una adicción que se da a esa edad". El balance de Verdú, no obstante, es que a partir de esa edad se sigue "fantaseando y la vida sigue siendo atractiva, aunque hayan cambiado las expectativas"

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