Polémica en Holanda por la compra de un Mondrian

Lo que parecía una victoria nacional se ha convertido en una pesadilla. Victory boogie-woogie, la obra que tras dos años de trabajo Piet Mondrian (1872-1944) dejó inacabada cuando le sorprendió la muerte, es el centro de una exacerbada polémica en Holanda. La conocida pintura, una de las dieciséis de forma romboidal que el pintor realizó a lo largo de su vida, fue adquirida recientemente por un fondo privado por una elevadísima cantidad que había donado el banco nacional del país. La Cámara de Cuentas, responsable de controlar el gasto público, investiga las condiciones en las que se produjo l...

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Lo que parecía una victoria nacional se ha convertido en una pesadilla. Victory boogie-woogie, la obra que tras dos años de trabajo Piet Mondrian (1872-1944) dejó inacabada cuando le sorprendió la muerte, es el centro de una exacerbada polémica en Holanda. La conocida pintura, una de las dieciséis de forma romboidal que el pintor realizó a lo largo de su vida, fue adquirida recientemente por un fondo privado por una elevadísima cantidad que había donado el banco nacional del país. La Cámara de Cuentas, responsable de controlar el gasto público, investiga las condiciones en las que se produjo la transacción y la entrega del dinero que contó con la autorización del primer ministro Wim Kok, pero no con el consentimiento del Congreso de los Diputados.El Fondo Nacional de Cultura, creado el año pasado para la adquisición de obras consideradas de interés nacional, recibió del Banco de Holanda cerca de 8.800 millones de pesetas que invirtió en su mayor parte en la compra del Mondrian. La cantidad provenía de los beneficios brutos obtenidos por el banco el pasado año, dinero que normalmente revierte en el erario público. De ahí provienen las quejas de la Cámara Baja que reclama su derecho a decidir sobre los presupuestos generales y la finalidad que se da al dinero público. Cierto es que el Banco Nacional de Holanda goza de mucha más independencia que la mayoría de los otros organismos estatales, pero el ministro de Finanzas debe informar de su funcionamiento al Congreso y en este caso, aunque dio su autorización, nunca lo puso en conocimiento de la Cámara.

Pero no sólo eso, también se han puesto en tela de juicio los cerca de 6.500 millones de pesetas pagados por la obra, una de las cinco que Mondrian comenzó en Londres y continuó en Nueva York, adonde llegó huyendo de los bombardeos de los alemanes. La tela no fue nunca tasada y jamás se negoció el precio, según ha revelado Hans Locher, director del Museo Municipal de La Haya.

Un precio muy alto

El cuadro, inspirado en el boogie-woogie y en la victoria de los aliados, se encontraba en manos de un coleccionista estadounidense, Sam Newhouse J.R., que la tenía colgada en la pared de su dormitorio desde 1988. El millonario, un magnate de los medios de comunicación, puso en conocimiento del museo a principios de este año que no tenía intención de vender la obra. Sin embargo, tratándose del museo de La Haya que tiene en su poder la mayor colección de obras del pintor holandés, accedía a venderla por 40 millones de dólares, el precio que ahora se ha pagado.Según Locher la cantidad pedida era aceptable teniendo en cuenta que la obra -una tela de cerca de 1,80 centímetros de altura dominada por los trazos en blanco, amarillo, azul y rojo que sustituyeron las líneas negras en las composiciones de Mondrian tras su llegada a Nueva York- podría equipararse a la Ronda de noche de Rembrandt o a Los girasoles de Van Gogh. Sin embargo, para otros expertos la cantidad es excesiva.

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