MATTHIAS GOERNE : BARÍTONO

"Es difícil decir las cosas correctas cuando no cantas en tu lengua"

Nació hace 31 años en Chemnitz, ciudad sajona de la ex Alemania del Este, y, pese a su juventud, el barítono Matthias Goerne es ya una auténtica estrella del mundo del lied. Su cotización como intérprete de Schubert, su caballo de batalla desde que inició su carrera, es una de las más altas de mundo y los pianistas más prestigiosos, entre ellos el mítico Alfred Brendel, se lo disputan para sus recitales. Con los ecos de un exitoso recital en el Festival de Salzburgo hace apenas tres semanas, Goerne regresa, por quinto año consecutivo, esta noche a la Schubertiada de Vilabertran (Girona), para ...

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Nació hace 31 años en Chemnitz, ciudad sajona de la ex Alemania del Este, y, pese a su juventud, el barítono Matthias Goerne es ya una auténtica estrella del mundo del lied. Su cotización como intérprete de Schubert, su caballo de batalla desde que inició su carrera, es una de las más altas de mundo y los pianistas más prestigiosos, entre ellos el mítico Alfred Brendel, se lo disputan para sus recitales. Con los ecos de un exitoso recital en el Festival de Salzburgo hace apenas tres semanas, Goerne regresa, por quinto año consecutivo, esta noche a la Schubertiada de Vilabertran (Girona), para ofrecer un recital con lieder de Beethoven y Hugo Wolf, acompañado al piano por el berlinés Andreas Haefliger.Goerne cantó por primera vez en la Schubertiada de Vilabertran, el único festival Schubert que se celebra en España, en 1994, cuando apenas nadie lo conocía. Sus éxitos le sitúan ahora cerca de la cima, pero su fidelidad a Vilabertran, un festival con siete conciertos y un limitado presupuesto que no supera los 12 millones de pesetas pero con algunas de las primeras figuras del lied, parece inquebrantable. "Pienso regresar a Vilabertran el año que viene y el próximo. Es un lugar maravilloso y el público es muy bueno. Creo firmemente en estos festivales en pequeñas poblaciones en las que se toman muy en serio la música", asegura cuando se le pregunta sobre la continuidad de su relación con la única Schubertiada española ahora que es una estrella.

Discípulo de Dietrich Fischer-Dieskau y Elisabeth Schwarzkopf, Goerne considera que haber estudiado con ellos supone que ha tomado el mejor camino posible para aprender mucho en el campo de la interpretación del lied, pero considera que más que seguir las enseñanzas de estos dos míticos intérpretes lo fundamental en su carrera fue encontrar a su profesor de canto, Hans-J. Beyer. "Con él aprendí a cantar y eso ha sido lo más importante para mí. Después he tenido a los mejores profesores de lied que nadie pueda pensar, pero ellos no lo son todo. Lo esencial es uno mismo, buscar con los consejos de tus maestros tu propio camino, tu personalidad, tu estilo, porque al final el mejor maestro es la interpretación que haces sobre el escenario".

En opinión de Goerne, es esencial sentirse alemán para cantar correctamente lieder. "El lied es la canción culta alemana y la gran mayoría del repertorio está en esa lengua. Es absolutamente necesario conocer a fondo el alemán, entenderlo, sentir la lengua y conocer sus diferentes colores para poder traducir adecuadamente los infinitos matices de los poemas convertidos por el compositor en canciones. Es muy difícil decir las cosas correctamente cuando tienes que expresarte y cantar en una lengua que no es la tuya. Eso no es bueno y por eso nunca interpretaré canciones del repertorio francés o italiano; para ello ya existen fantásticos cantantes franceses o italianos", sentencia.

La ópera, género que Goerne compagina con el lieder, es a su juico otra historia. "En ópera no soy tan estricto, porque requiere menor implicación personal con respecto a la historia". Ópera por salud mental El barítono alemán alterna ópera y recitales de lieder por cuestiones de salud mental, según cuenta. "Cantar lieder es un ejercicio de intimidad, muy privado aunque la sala esté llena de público, y con un desgaste emocional muy intenso, muchísimo más que cantar una ópera; por ello siento la necesidad de alternar los géneros", explica.

En ese mundo, Goerne tiene la experiencia de haber formado parte de la compañía de la Ópera de Dresde durante dos temporadas, entre 1993 y 1995, y además de haber participado en La flauta mágica en el Festival de Salzburgo del año pasado, ha cantado, entre otros, El príncipe de Homburg, de Hans Werner Henze; el Marcello de La bohème, de Puccini, y el Wolfram de Tannhäuser, de Wagner, en versión de concierto. "Me gustaría volver a cantar el Marcello de La bohème; es una ópera fantástica, pero del repertorio italiano prefiero las óperas italianas, de Mozart a Verdi; es una cuestión de afinidad vocal. Sobre el bel canto, me preparé el Dandini de La Cenerentola, de Rossini, pero ese estilo rossiniano, tan alejado de las largas frases y el legato de las canciones de Schubert, decididamente no está hecho para mí", afirma convencido. Goerne canta hoy acompañado por Andreas Haeflieger, pianista que protagonizará mañana sábado un recital en solitario, también en la Schubertiada de Vilabertran, con sonatas de Schubert y Brahms.

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