Cartas al director

Los niños de Lucena

El 4 de mayo, y como consecuencia de la huelga, se supo que más de 500 menores de edad trabajaban en la localidad de Lucena, con horarios entre 10 y 12 horas y salarios de entre 1.500 a 2.000 pesetas al día. Esta noticia ha sido silenciada por los medios de comunicación y por las autoridades. A los empresarios que contratan a estos menores, a los alcaldes modernizadores de nuestros pueblos, a los sindicalistas que, en nombre de la paz social, sufren amnesia colectiva desde hace muchos años, y como no a los inspectores de Trabajo y a los jueces por lo bien que se portan: les doy a todos las gra...

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El 4 de mayo, y como consecuencia de la huelga, se supo que más de 500 menores de edad trabajaban en la localidad de Lucena, con horarios entre 10 y 12 horas y salarios de entre 1.500 a 2.000 pesetas al día. Esta noticia ha sido silenciada por los medios de comunicación y por las autoridades. A los empresarios que contratan a estos menores, a los alcaldes modernizadores de nuestros pueblos, a los sindicalistas que, en nombre de la paz social, sufren amnesia colectiva desde hace muchos años, y como no a los inspectores de Trabajo y a los jueces por lo bien que se portan: les doy a todos las gracias. Las tienen merecidas. Son los mismos que posibilitan que grandes terratenientes cobren subvenciones agrícolas por cinco o seis veces, es decir, que en Bruselas ya saben que en Sevilla y provincias limítrofes una hectárea no tiene 10.000 metros cuadrados sino 50.000 ó 60.000. Estos ciudadanos de primera no necesitan levantarse a las seis de la mañana y volver a las ocho de la tarde para ganar 1.500 pesetas. Estos señoritos que perciben de 100 a 500 millones de subvención al año a través de fraudes en los cultivos, en las extensiones, en el IVA a terceros países, o en inventarse sociedades anónimas para no pagar la Seguridad Social, son ayudados por la vieja reacción y por los nuevos progres de ahora, y todos a cubierto bajo el manto de la Administración de Madrid y de Sevilla. Mientras tanto, en nuestros pueblos andaluces y en especial en aquellos donde reina el latifundio, cada vez se percibe el olor y el sabor de gueto y de cárcel. Desde que naces hasta que mueres, ya sabes que serás pensionista de 1.000 pesetas diarias del desempleo agrícola, es el destino que otros te han asignado a ti.- Manuel Avi Martínez. Jaén.

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