La ofensiva militar en Chiapas aleja una solución negociada del conflicto

Estéril el diálogo político, el Gobierno mexicano cumple con su promesa de desmantelar los ilegales municipios autónomos zapatistas en Chiapas, pero no queda claro que ese acabamiento a tiros vaya a facilitar una solución negociada del conflicto. Nueve personas resultaron muertas -un policía, y el resto, simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)-, otras ocho fueron heridas y 57 detenidas durante el desalojo del Ayuntamiento rebelde de San Juan de la Libertad, ejecutado el miércoles por un destacamento del cuerpo de Seguridad Pública y del Ejército.

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Estéril el diálogo político, el Gobierno mexicano cumple con su promesa de desmantelar los ilegales municipios autónomos zapatistas en Chiapas, pero no queda claro que ese acabamiento a tiros vaya a facilitar una solución negociada del conflicto. Nueve personas resultaron muertas -un policía, y el resto, simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)-, otras ocho fueron heridas y 57 detenidas durante el desalojo del Ayuntamiento rebelde de San Juan de la Libertad, ejecutado el miércoles por un destacamento del cuerpo de Seguridad Pública y del Ejército.

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La situación se complica en ese empobrecido Estado del sureste mexicano tras el primer choque serio entre zapatistas armados y militares y fuerzas de seguridad desde hace cuatro años. Constituye el hecho de sangre más grave desde la matanza de Acteal, en diciembre de 1997.Progresivamente deteriorada la convivencia en Chiapas, y a la espera de la aparición de un conejo en la chistera, no deja de sorprender el anuncio efectuado el lunes por el secretario (ministro) de la Gobernación, Francisco Labastida, en el sentido de que el Ejecutivo ya tiene una estrategia para establecer un diálogo directo con el EZLN tras el abandono del obispo de San Cristobal de las Casas, Samuel Ruiz, el domingo, considerado por el Gobierno un estorbo más que una ayuda, y la autodisolución de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI). Es más improbable que factible, a la vista de la evolución de los acontecimientos, la conciliación y el diálogo directo, inexistente, entre el gabinete de Zedillo y el subcomandante Marcos. Los últimos cruces de venganzas, disparos y muertos registrados en Chiapas, y el enquistamiento de las divisiones observadas en el Congreso, así parecen demostrarlo.

El desmantelamiento del municipio San Juan de la Libertad, llamado El Bosque antes de su toma por el zapatismo, y de otros dos concejos subordinados, sigue al realizado en tres aldeas rebeldes, y a la detención de sus promotores: primero fue el Municipio Ricardo Flores Magón (Taniperla), el 11 de abril; después, Municipio Tierra y Libertad (Amparo Aguatinta), el 1 de mayo, y el Municipio Nicolás Ruiz, el pasado día 3. En San Juan de la Libertad, los zapatistas optaron por la acción. Los hechos se produjeron cuando varias columnas motorizadas, integradas por cientos de policías y soldados, se dirigían hacia los concejos insurrectos con órdenes de desmantelamiento y arresto.

Un grupo de rebeldes se apostó con rifles en varios cerros cercanos a la ruta seguida por el convoy y disparó contra los uniformados, según las autoridades estales. El destacamento desplegó sus hombres y tanquetas artilladas, y un helicópero, alcanzado por un disparo, sobrevoló el teatro de operaciones informando a las tropas. Los indígenas zapatistas fueron dispersados a ráfagas de ametralladora. Ocho murieron, y cuatro más fueron heridos. Murió también un policía y cuatro fueron trasladados a centros hospitalarios. «Cinco de las personas muertas vestían unifome de tipo militar, semejante al utilizado por los miembros del EZLN», informó el Procurador de Chiapas, Rodolfo Soto Monzón.

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