Entrevista:

"El Estado no tiene capacidad para imponer el orden"

El general Manuel José Bonett, jefe de las Fuerzas Armadas de Colombia, apuesta por España y por Felipe González como facilitadores de un proceso de paz entre el Estado y la guerrilla, en armas desde hace cuatro decenios. «Para mí, el país ideal para ayudar en un proceso de paz en Colombia es España». En esta entrevista de dos horas -sostenida en su despacho de Bogotá decorado con banderas, fotografías de familia y recuerdos castrenses-, el jefe militar, de 58 años, expresa, a título particular, que el tándem ideal sería España -liderando la Unión Europea- y Estados Unidos, por su peso específ...

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El general Manuel José Bonett, jefe de las Fuerzas Armadas de Colombia, apuesta por España y por Felipe González como facilitadores de un proceso de paz entre el Estado y la guerrilla, en armas desde hace cuatro decenios. «Para mí, el país ideal para ayudar en un proceso de paz en Colombia es España». En esta entrevista de dos horas -sostenida en su despacho de Bogotá decorado con banderas, fotografías de familia y recuerdos castrenses-, el jefe militar, de 58 años, expresa, a título particular, que el tándem ideal sería España -liderando la Unión Europea- y Estados Unidos, por su peso específico. Elogia a Felipe González. ¿Podría ayudar en la búsqueda de la paz? «Para mí, él sería ideal. Me gusta. Yo siempre he creído que puso a España en el Primer Mundo, en la OTAN y en la Unión Europea. Fue él quien quitó ese cuento de que Europea acababa en los Pirineos». El Estado colombiano, declara en otro momento, carece de la capacidad suficiente para imponer el orden. «Debemos apoyar lo que diga la democracia en el proceso de paz, que debe tener herramientas para cumplir con su deber.Bonett considera que «una oferta de paz, integralmente hablando, no existe en Colombia». El general aboga por una mayor capacidad del Estado, de sus Fuerzas Armadas y del aparato jurídico para imponer el orden en un país con más de 30.000 muertos al año violentamente. «El Estado de Colombia no tiene mayores capacidades para imponer el orden, y no me refiero al Gobierno, digo al Estado. Y eso se está reflejando en la impunidad, en que la gente se está tomando la justicia por su mano, y se habla de un sicariato desbocado por la impunidad, por la falta de justicia». El Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ha sostenido contactos con el Gobierno de José María Aznar, parece más dispuesto a la negociación que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). «Tienen tanta plata (dinero) por el narcotráfico, que ya no les sienta nadie a la mesa de negociaciones».

Pregunta. ¿Qué esperan los militares del presidente elegido el día 21?

Respuesta. Un proceso de paz con al menos cuatro requisitos: una voluntad y una decisión del Estado, representado por el Gobierno, para hacerlo; lo mismo en los grupos alzados en armas, a los que habría que presionar un poco más, dándole más garantías al aparato de combate del Estado; un total apoyo social, y apoyo internacional.

P. ¿No se han dado esos requisitos hasta ahora?

R. El Gobierno no debe cometer el error que tradicionalmente se comete en Colombia, que es dar el protagonismo a los agentes generadores de violencia. El protagonismo es de la sociedad en un proceso de paz. Y aquí siempre se ha hecho al revés. Si el Gobierno no accede, se retiraban y vuelven otra vez a echar plomo. Tampoco se deben hacer ofertas antes de un verdadero proceso de paz, como sucedió en el 84, en que se hizo hasta una amnistía y un indulto sin siquiera una desmovilización.

P. ¿Y las reformas de fondo?

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R. Todo tiene que ir en un envoltorio social que mejore las necesidades básicas insatisfechas de la población. Porque aquí los generadores de violencia tienen una fuerza de trabajo gratis. No necesito ser el Che Guevara para llegar a un barrio y llevarme cuarenta muchachos en un fin de semana. Están ahí, sentados en las aceras de la calle, sin hacer nada. ¿Y quiénes son los que se nos entregan de la guerrilla y a quién matamos? A niños de catorce años, y, cuando vamos a recoger los muertos, vemos una niña, con su fusil, con un equipo que se le cae. Yo dije en el Senado: ¿cuántos muertos quieren?, ¿quieren que mate a los indios? Estuve violento, terrible.

P. ¿Qué diferencias ve entre las FARC y el ELN?

R. El ELN está en un proceso avanzado de reflexión. Por su exposición pública mundial y sus relaciones internacionales, ha sido sometido a una presión más fuerte que las FARC. Encuentro más coherencia política en el ELN que en las FARC, que están enredadas en la narcoguerrilla, en el negocio de la coca, y con guerrilleros campesinos iletrados no puede llegar a un proceso de reflexión, es imposible. El ELN es un movimiento que se ha distinguido por tener cierto fundamentalismo, cierto moralismo a la manera de ellos. Tienen tanto cura ahí mismo... . De todas formas, encuentro en el ELN una mayor capacidad racional para llegar a un proceso de reflexión y de sistematización de las ideas de la paz y tratarlas racionalmente con el Gobierno, aunque sean más duros para negociar que las FARC.

P. ¿Hay interés en negociar por parte de las FARC?

R. No. Sufren un atraso político, viven en la guerra fría, el único movimiento que todavía está allí. Las FARC son un movimiento de corte eminentemente estalinista. Tienen muy poco agite intelectual. Son guerrilleros desde niños.

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