El futuro uso de la Alhóndiga provoca divisiones en el seno del PNV vizcaíno y de Bilbao

Las torres de la Alhóndiga de Bilbao es bien sabido que corresponden a un almacen de vinos, aunque bien podrían ser las de una fortaleza, a juzgar por las batallas que hasuscitado en el seno del PNV de Vizcaya. Al proyecto de un gran centro deportivo impulsado por el Ayuntamiento le ha salido un competidor desde la Diputación. Su responsable de Patrimonio, Aingeru Zabala, propone para el famoso edificio bilbaíno un espacio multiusos con carácter cultural. Su principal argumento es que resultaría mucho más barato que el polideportivo, cuyo coste se estima en 7.000 millones.

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Las torres de la Alhóndiga de Bilbao es bien sabido que corresponden a un almacen de vinos, aunque bien podrían ser las de una fortaleza, a juzgar por las batallas que hasuscitado en el seno del PNV de Vizcaya. Al proyecto de un gran centro deportivo impulsado por el Ayuntamiento le ha salido un competidor desde la Diputación. Su responsable de Patrimonio, Aingeru Zabala, propone para el famoso edificio bilbaíno un espacio multiusos con carácter cultural. Su principal argumento es que resultaría mucho más barato que el polideportivo, cuyo coste se estima en 7.000 millones.

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En la Alhóndiga tropezó la meteórica carrera de José María Gorordo en el PNV, que acabó con su salida de la Alcaldía de Bilbao, pese a su popularidad. Ocho años después, los nacionalistas se vuelven a echar las manos a la pechera por el destino de este edificio construido a principios de siglo por el arquitecto Ricardo Bastida. Buscando dar el primer golpe, el alcalde, Josu Ortuondo, y la concejal de Deportes, Marta Barco, aprovecharon ayer la presentación del nuevo edificio del Instituto Municipal de Deportes para subrayar que cada día está más cerca la autorización para convertirlo en un gran centro poliderportivo valorado en 7.000 millones de pesetas. Vaciar el edificio y cimentarlo costará cerca de 2.000 millones de pesetas, un dinero que el Consistorio quiere sacar de una concesión a largo plazo para explotar las más de 500 plazas de aparcamiento subterráneo que se crearán. En el segundo nivel se construirían una piscina de 50 metros, varios espacios para musculación y squash, un gimnasio y una cancha de balonmano. El Consejo Superior de Deportes, el Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento pagarían a partes iguales los 3.200 millones que cuesta. Donde comienzan a flaquear las previsiones municipales es en el tercer nivel, en donde se quiere crear una pista polideportiva con asientos para 8.000 espectadores. Según confesó ayer Ortuondo, no se sabe aún de dónde saldrá el dinero para construirlo. El plan auspiciado desde la Diputación es mucho más barato, pues no exige a vaciar el edificio, sino remodelarlo, manteniendo incluso el columnado de su planta baja. El destino sería un centro cultural moderno, en el que habría lugar para la ciencia, el arte y la etnografía. Para que no queden descuidados los servicios deportivos del Distrito Seis, la propuesta de Aingeru Zabala prevé que el cercano garaje RAG albergue una piscina y varias pistas. El gran polideportivo que sustituya al vetusto de La Casilla se dejaría pendiente para cuando se construya el nuevo estadio del Athletic. Este plan cuenta con apoyos no explícitos entre los concejales nacionalistas, que prefieren no llevar la contraria a Ortuondo, sabiendo que no seguirá en la próxima legislatura. La Alhóndiga es un edificio catalogado, por lo que cualquier remodelación necesita del visto bueno de la Comisión de Patrimonio, formada por representantes de las tres diputaciones, del Gobierno vasco y algunos expertos, y que estudia ahora el proyecto deportivo. Si hay luz verde, será la Diputación la encargada de autorizar las obras en la Alhóndiga. Más concretamente, Aingeru Zabala.

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