LA MAESTRANZA

Un revulsivo necesario

Dice un buen aficionado que El Juli puede ser el revulsivo que necesita la fiesta para salir del letargo actual. Ojalá sea así, pero no lo tiene fácil; y no por sus cualidades, que apunta muchas y de gran calidad, sino porque no hay toro, que, por el momento, es condición indispensable para ser torero.Lo cierto es que El Juli tiene una disposición y un hambre de triunfo que rompe todos los esquemas de la novillería actual. Desprende una seguridad y una confianza dignas del mayor encomio, y le acompañan personalidad, gracia, variedad y torería. Engancha la embestida, la templa, la domina y la r...

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Dice un buen aficionado que El Juli puede ser el revulsivo que necesita la fiesta para salir del letargo actual. Ojalá sea así, pero no lo tiene fácil; y no por sus cualidades, que apunta muchas y de gran calidad, sino porque no hay toro, que, por el momento, es condición indispensable para ser torero.Lo cierto es que El Juli tiene una disposición y un hambre de triunfo que rompe todos los esquemas de la novillería actual. Desprende una seguridad y una confianza dignas del mayor encomio, y le acompañan personalidad, gracia, variedad y torería. Engancha la embestida, la templa, la domina y la rompe en la cintura misma en un pase largo y lentísimo. El misterio es una cabeza privilegiada, un corazón valiente y artista, conocimiento de las suertes, una perfecta colocación y la búsqueda permanente del triunfo. Lo intentó en su primero, pero el novillo era un buey y todo quedó en breves pinceladas.

Domecq / Chicuelo, Juli, Janeiro Novillos de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación, muy flojos

, sosos y nobles. Chicuelo: silencio en los dos. El Juli: ovación y dos orejas. Víctor Janeiro: ovación en los dos. Plaza de la Maestranza, 24 de mayo. Media entrada.

La medida de su toreo la dio en el quinto, en el que formó un auténtico alboroto con el capote y, al final, paseó dos orejas que resultaron ser un premio desmesurado. Pero a Juli le precede una gran fama, su toreo conecta con facilidad y todo se conjunta para que se pierda la necesaria objetividad.

El exagerado premio empaña muy poco una labor artista y espectacular con el capote. Recibió al quinto con una larga cambiada a porta gayola y unas ajustadísimas verónicas. Galleó vistosamente por chicuelinas y compitió en un quite por la misma suerte con Janeiro y su brillante toreo con la capa hizo sonar la música, mientras los tendidos le tributaban una cerrada ovación.

El contrapunto fue Chicuelo, que apuntó buenas maneras cuando debutó en Sevilla, hace ya cuatro años, pero que aún no ha disparado porque le falla el corazón. En consecuencia, torea poco -una sola novillada el año pasado- y se le nota demasiado. Es torero frío, inseguro y muy precavido. Lo intenta con dignidad, pero no le sale, y se aburre y aburre a todos. Sus novillos fueron flojos, pero los dos estuvieron por encima de su displicente actitud.

Y el tercero en discordia, Víctor Janeiro, se la jugó de verdad para no quedar oculto por el triunfo de su compañero. Es torero menos espectacular y artista que Juli, aunque muy serio en el toreo fundamental. No destaca con el capote, pero se coloca muy bien con la muleta en la mano, y consiguió tandas con la derecha muy largas y bien ligadas con pases de pecho. No es torero de arrebatos, y sus dos faenas tuvieron altibajos, pero consiguió momentos con sabor ante su dulce primero, y sobresalió con el sexto en labor deslucida al final.

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