Tribuna:

El proceso de guerra

Dos pueblos, israelíes y palestinos -esquejes del mismo tronco semítico- recuerdan estos días un cincuentenario de distinta manera. Los israelíes celebran orgullosa y festivamente el nacimiento de su Estado, los palestinos conmemoran el principio del éxodo. 1948 significó para los primeros el fin de la diáspora forzada, cargada a la fuerza sobre las espaldas de los segundos. Los palestinos -y todos los árabes- lo denominan al naqba, el desastre, la catástrofe por antonomasia, que se repetiría en 1967.La semana pasada han tenido lugar en Gaza y Cisjordarnia los enfrentamientos más violentos de ...

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Dos pueblos, israelíes y palestinos -esquejes del mismo tronco semítico- recuerdan estos días un cincuentenario de distinta manera. Los israelíes celebran orgullosa y festivamente el nacimiento de su Estado, los palestinos conmemoran el principio del éxodo. 1948 significó para los primeros el fin de la diáspora forzada, cargada a la fuerza sobre las espaldas de los segundos. Los palestinos -y todos los árabes- lo denominan al naqba, el desastre, la catástrofe por antonomasia, que se repetiría en 1967.La semana pasada han tenido lugar en Gaza y Cisjordarnia los enfrentamientos más violentos de los dos últimos años entre palestinos desarmados e israelíes armados. En el momento que escribo nueve palestinos, entre ellos dos niños, han muerto y centenares resultado heridos. El primer ministro de Israel, Netanyahu -que se encuentra en Estados Unidos recabando más apoyos de la comunidad judía para poner en mayores aprietos a Clinton-, ha manifestado que lamenta los muertos, pero que los palestinos tienen responsabilidad. Ha dicho que deben dejar de considerar la creación del Estado israelí como una naqba. ¿Cómo puede lograrse eso de los palestinos cuando 1948 constituyó ciertamente una catástrofe para ellos, sus tierras, sus propiedades y sus aspiraciones nacionales? ¿Cómo imbuirles la esperanza de futuro -el mero concepto de que el futuro existe- cuando durante 50 años los derechos que preveía el propio plan de partición de la ONU, autodeterminación y Estado incluidos (al igual que para los israelíes), no han sido satisfechos? ¿Cómo persuadirles de la buena voluntad e intenciones de la tan cacareada como inexistente comunidad internacional cuando los compromisos de Oslo -solemnemente firmados por el anterior gobierno judío y enfáticamente propiciados y endosados por Washington- devienen papel mojado?

La intransigencia y ceguera política del actual gobierno de Tel Aviv está provocando una especial naqba en los tres principales protagonistas de lo que se pretendía un proceso de paz y que a pasos agigantados puede convertirse en proceso de guerra. Me refiero a palestinos / árabes, israelíes y norteamericanos. Europa, desgraciada o afortunadamente, está hoy en la práctica fuera de juego. En lo que se refiere a los primeros, la frustración e indignación que viven alimentará la violencia y causará la pérdida de toda legitimidad y de capacidad de acción de las opiniones moderadas (de Arafat al rey Husein), que han aceptado las propuestas norteamericanas sin que Israel haya hecho lo propio (sutil paradoja). Seremos testigos del auge del extremismo palestino y árabe.

En lo que respecta a Israel, es para él una genuina naqba el que, por culpa de sus actuales gobernantes, esté hoy más aislado internacionalmente que nunca, al tiempo que la distensión política y la cooperación económica e incluso social, lograda por el anterior gobierno laborista en 1994-1995 con diversos Estados árabes, se ha perdido. Por si fuera poco, la radicalización e intolerancia de algunos sectores ha hecho que la sociedad israelí esté más dividida, cultural, étnica y religiosamente que en ninguno de los años que ahora celebra. De Estados Unidos hay que decir que el ya muy largo bloqueo del denominado proceso de paz (¿qué paz, qué proceso?) supone ridículo, humillación, tomadura de pelo y pérdida de prestigio, amén de daño a sus intereses internacionales, económicos y otros, que no siempre han de coincidir con los de Israel. ¿Qué mayor naqba para quien se considera superpotencia? Estos días, el principal diario de Jordania titulaba en primera a toda página: «La sangre palestina bautiza el cincuenta aniversario del Estado de Israel». Estos días, un paseo por cualquiera de los barrios mayoritoriamente palestinos de Ammán -la capital jordana que se encuentra tan sólo a 90 kilómetros de Jerusalén- proporciona una clave. Todo viandante atento escuchará, a través de las ventanas abiertas de los hogares de la diáspora, canciones que no son las habituales. En el cincuentenario de al naqba recuerdan el desastre, manifiestan condolencia por las muertes absurdas de la pasada semana y probablemente muchos de sus moradores mascullarán contra Oslo. Israel tiene la palabra.

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