DESASTRE ECOLÓGICO

El CSIC cree que habría que retirar más de 10.000 toneladas diarias de lodo

El ritmo actual de limpieza debería multiplicarse por mil

La retirada de lodos, el vertido más contaminante que escapó del embalse tóxico de Aznalcóllar al romperse, sigue siendo el gran problema pendiente en las tareas de descontaminación. De los tres millones de toneladas que escaparon del embalse sólo se han retirado y confinado 104.000 toneladas en un mina abandonada de Aznalcóllar. Según Enrique McPherson, coordinador de la comisión científica del CSIC, harían falta 600 camiones diarios para la limpieza total de lodos, antes de que lleguen las lluvias de otoño.

McPherson explicó ayer, en el abarrotado salón de actos de la facultad de Biol...

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La retirada de lodos, el vertido más contaminante que escapó del embalse tóxico de Aznalcóllar al romperse, sigue siendo el gran problema pendiente en las tareas de descontaminación. De los tres millones de toneladas que escaparon del embalse sólo se han retirado y confinado 104.000 toneladas en un mina abandonada de Aznalcóllar. Según Enrique McPherson, coordinador de la comisión científica del CSIC, harían falta 600 camiones diarios para la limpieza total de lodos, antes de que lleguen las lluvias de otoño.

McPherson explicó ayer, en el abarrotado salón de actos de la facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, que la retirada de los lodos es una cuestión prioritaria y «con los medios asignados hasta ahora sólo se han eliminado mil toneladas diarias». Haría falta mutiplicar esos medios por mil. «Es un ritmo un poco lento», dijo McPherson. «Exasperante», apostilló Elena Fusté, presidenta de Grrenpeace.Cuando se manejan esas cifras nadie de los intervinientes en el debate Doñana: mucho más que una catástrofe organizado por la Fundación Alternativas, consideró un disparate aludir al Ejército como la única fuerza entrenada para hacerse cargo de una tarea como ésa por sus numerosos efectivos humanos. Podría montar una intendencia, capaz de atender y organizar a los miles de voluntarios y peones que pudieran hacerla en su lugar. «¿Por qué no»?, dijo el conservacionista Joaquín Araujo.

Ninguno de los participantes en el debate, el propio Araujo, McPherson o Elena Fusté, desdeñó la idea. De hecho, Fusté reconoció que los problemas de intendencia -alojamiento, alimentación, distribución- han sido el motivo de que se suspendiera un proyecto en el que iban a participar 2.000 voluntarios dispuestos a echar una mano desde toda España.

Dilución del agua estancada

Preguntado por la supuesta presencia de material cancerígeno en el embalse roto, McPherson afirmó que el largo centenar de científicos (repartidos por Barcelona, Valencia, Granada, Madrid, Salamanca, Sevilla y Cádiz) que trabajan para el comité están analizando los productos que utilizaban en la explotación minera. Se trata de aminas e hidrocarburos aromáticos policíclicos (entre 4 y 10 gramos por tonelada), cuyos resultados analíticos no estarán disponibles hasta el próximo martes.La presencia de arsénico -hasta 5 gramos por kilo- no ofrece peligro en su configuración actual, según McPherson, pero podría pasar a biodisponible y nocivo. De ahí la urgencia de retirar los lodos antes de que llegue la temporada de lluvias.

McPherson indicó que su comité ya había barajado la posibilidad de desembalsar caudales limpios sobre las balsas de agua tóxica estancada en la zona de Entramuros, una de las propuestas sugeridas por el Comité Internacional de Expertos constituido por el Club Español del Medio Ambiente. La aportación de agua de refresco diluiría la concentración de metales por debajo de los límites legales para verterla al Guadalquivir. En lugar de esta alternativa, válida, McPherson dice que se optó por instalar una depuradora para no causar una alarma injustificada en las poblaciones situadas aguas abajo del Guadalquivir.

Las sospechas de contaminación detectadas por la Confederación Hidrográfica en las aguas subterráneas no se consideran determinantes, pues pueden deberse a que el aluvión penetró por la superficie de los pozos. La semana próxima se tendrán resultados concretos y, en todo caso, habrá que esperar un tiempo, dijo McPherson, para conocerlo fehacientemente.

Si algo positivo puede extraerse de esta catástrofe es su cacácter ejemplarizante, apuntó Joaquín Araujo, tras denunciar la «pavorosa injusticia causada a mineros, agricultores y empleados de los parques y la prevaricación de corte judicial» que ha precedido a la rotura del embalse de Aznalcóllar. «Es una lección -precisó- que nos permite de forma generalizada que el medio ambiente vaya más allá de la noticia y tenga más importancia que los balances económicos administrativos de las empresas».

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