DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Borrell tiende la mano a Izquierda Unida para impedir que la derecha siga en el poder

José Borrell hizo ayer un llamamiento a Izquierda Unida para impedir que la derecha gobierne durante cuatro años más. El candidato socialista a la presidencia del Ejecutivo contrapuso su modelo socialdemócrata frente al liberal anglosajón que atribuyó a José María Aznar, y vaticinó que si el PP vuelve a ganar las elecciones destruirá el Estado de bienestar y entrarán en crisis irreversible la Seguridad Social y las pensiones. Su alternativa se basa en la defensa "de la dignidad" de los seres humanos portadores de derechos, a diferencia de la concepción que atribuyó al PP de creer que todo en l...

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José Borrell hizo ayer un llamamiento a Izquierda Unida para impedir que la derecha gobierne durante cuatro años más. El candidato socialista a la presidencia del Ejecutivo contrapuso su modelo socialdemócrata frente al liberal anglosajón que atribuyó a José María Aznar, y vaticinó que si el PP vuelve a ganar las elecciones destruirá el Estado de bienestar y entrarán en crisis irreversible la Seguridad Social y las pensiones. Su alternativa se basa en la defensa "de la dignidad" de los seres humanos portadores de derechos, a diferencia de la concepción que atribuyó al PP de creer que todo en la vida es mercancía "que se compra y se vende". En su primer cara a cara con Aznar entró de lleno en lo económico y muy poco en lo político.

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En su primer discurso como jefe de la oposición, Borrell tendió la mano al Gobierno exclusivamente en la lucha antiterrorista y ofreció "a la izquierda" la posibilidad de ir unidos frente a la derecha española y nacionalista. Su intervención se vio jalonada permanentemente por el ruido procedente de los escaños del PP, en ocasiones muy intenso, que le perturbó y del que se quejó repetidamente con peticiones de amparo al presidente de la Cámara, Federico Trillo. "Por mucho ruido que organicen, la democracia hará llegar la voz de la preocupación de quienes representamos los intereses que ustedes combaten, para conseguir que usted", dijo dirigiéndose a Aznar, "no tenga tiempo de cumplir sus designios, porque si lo tuviera, si pudiera gobernar otros cuatro años más, entonces tendría tiempo de desmontar piedra a piedra el edificio de protección social que hemos construido los socialistas desde 1982".

Nervios del candidato

Al candidato Borrell se le notó el peso de la responsabilidad que contraía en este primer debate en representación de los socialistas. Un tanto nervioso, subió a la tribuna de oradores a las cuatro y cinco minutos de la tarde y empezó a construir un discurso cuya línea ideológica fue la defensa del Estado de bienestar frente a los ataques, dijo, de este Gobierno. El candidato tuvo un comienzo que para los suyos fue "deslumbrante", basado en replicar a modo de perdigonazos algunas de las afirmaciones de José María Aznar a propósito del éxito en materia de empleo, medio ambiente o terrorismo. "Ha dicho usted que el pueblo vasco lleva 20 años luchando por su libertad y la democracia. Eso será desde su perspectiva política, porque el pueblo vasco, señor Aznar, lleva mucho más de 20 años luchando por la democracia".Otra precisión le hizo a Aznar en réplica a la afirmación del presidente de que en España ya no existen los contratos basura. "Déjeme que haga un poco de aritmética frente a su retórica. En 1997 se hicieron más de diez millones de contratos y el paro registrado se redujo en 140.000 personas, es decir, hicieron falta 72 contratos para sacar a una persona del paro". A continuación se preguntó cuál fue la duración de esos diez millones de contratos. "¿Un día, dos, una semana? Si ya no hay contratos basura, ¿cómo les llama usted a ésos, señor Aznar?". Desde los bancos populares se le contestó: "Temporales". Borrell lo oyó y también contestó: "Sí, extremadamente temporales".

Enseguida empezó a atacar, a toda velocidad, aspectos tocados por Aznar. "Usted ha dejado improntas irreversibles en este país y, desde luego, riesgos que su gestión representa para el futuro".

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De una tacada mezcló la catástrofe ecológica de la mina de Aznalcóllar, en el parque de Doñana, con los pasamontañas que siguen ocultando el rostro de los policías en el País Vasco, aspecto que en la oposición Aznar criticó fuertemente. "Espero que haya aprendido que hay problemas muy fáciles de denunciar pero muy difíciles de resolver", dijo.

Llegó el momento de hablar de la lucha antiterrorista. Borrell aseguró que su partido no iba a caer en el "donde las dan las toman", en referencia a las críticas que el Gobierno socialista recibió del PP en etapas en las que arreciaban los atentados de ETA. "Nosotros preferimos decirle que nuestro corazón está con la concejala del PP que dimitió por temor a ser asesinada y con la de UPN que ha tomado el relevo de su compañero muerto". Más aplausos de los socialistas.

Todavía seguía Borrell en tono brioso. "España va bien, se está convirtiendo en un somnífero que oculta los problemas que ni la coyuntura ni el euro resolverán y que usted agrava con su política". Un primer recordatorio -hubo varios- de Borrell al ex presidente Felipe González, ausente por haber partido con urgencia hacia la República Dominicana para asistir a las honras fúnebres de su viejo amigo José Peña, líder socialdemócrata de ese país. "Qué bien le vendría a España que usted tuviese la capacidad y el crédito que tenía ese pedigüeño Felipe González, que consiguió los fondos de cohesión para resolver, entre otros, problemas como el del aceite de oliva". Seguían los rumores y las protestas. Borrell optó por dar la espalda a los bancos populares y dirigirse sólo a los suyos y a los bancos del centro.

El problema fundamental que Borrell ve en el Gobierno de Aznar es que "tiene un modelo de sociedad, pero no un modelo de país ni un modelo de Estado". El modelo de sociedad que representa y defiende el PP, dijo, "es insolidario, injusto e ineficiente, más cercano al anglosajón norteamericano que al europeo, por eso lo rechazamos y lo combatimos". "Usted", añadió, "no tiene un modelo de país porque el modelo de la derecha centralista le ha saltado hecho añicos cuando ha tenido que pactar con los partidos nacionalistas. Ha convertido la política autonómica en una especie de mercado en el que se negocia cada día peseta a peseta".

Borrell marcó las diferencias entre la derecha y la izquierda. "Los modelos se distinguen por el diferente papel que en uno u otro juegan las mercancías y los derechos y la distinta relación que hay entre la competitividad económica y la cohesión social". A continuación, adoptó un tono solemne para denunciar "la situación crítica" a la que el Gobierno ha llevado a la Seguridad Social.

La llamada a la unidad de la izquierda la dejó para el final. "Es importante que desde la izquierda seamos capaces de conseguir esa unidad. Si lo hiciéramos, uniendo a esa mayoría de centro-izquierda que comparte los valores de la libertad, la tolerancia y el respeto a la diversidad de España, podría volver a gobernar este país para impedir que fueran una realidad los proyectos que usted tiene", dijo de nuevo volviendo la cabeza hacia Aznar.

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