EL NACIMIENTO DEL EURO

El Parlamento Europeo exige a los Quince que no atrasen la elección de la cúpula del BCE

El Parlamento Europeo exige que los Quince cumplan el calendario y elijan al presidente y al directorio del Banco Central Europeo (BCE) en la cumbre de este fin de semana, sin más demoras. Así se manifestaron ayer los dos grandes grupos -socialistas y populares- en un pleno que evidenció la escisión de la Cámara entre izquierda y derecha sobre otro asunto caliente, el plan Waigel, que pretende anticipar el Pacto de Estabilidad.

La posición de la abrumadora mayoría de la Cámara -no es vinculante, sino en este caso consultiva- se suma a las reiteradas presiones del Gobierno alemán, del Bu...

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El Parlamento Europeo exige que los Quince cumplan el calendario y elijan al presidente y al directorio del Banco Central Europeo (BCE) en la cumbre de este fin de semana, sin más demoras. Así se manifestaron ayer los dos grandes grupos -socialistas y populares- en un pleno que evidenció la escisión de la Cámara entre izquierda y derecha sobre otro asunto caliente, el plan Waigel, que pretende anticipar el Pacto de Estabilidad.

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La posición de la abrumadora mayoría de la Cámara -no es vinculante, sino en este caso consultiva- se suma a las reiteradas presiones del Gobierno alemán, del Bundesbank y de la Comisión Europea. Pretende que la solemne ratificación de que el euro será un club de once no quede oscurecida por el fracaso en un tema aparentemente menor, la selección de alto personal. El portavoz socialista, Alan John Donelly, llegó a asegurar que si esto no se cumplía, o si se dividía el primer mandato en dos partes -la fórmula de compromiso más aireada hasta ahora- no podría «garantizar» la disciplina de su grupo. Otra señal de esta múltiple presión es la oficialización por el Gobierno de Bonn de que su candidato al Comité Ejecutivo del banco será el jefe del servicio de Economía del Bundesbank, Otmar Issing.

Más signos diplomáticos calientan el ambiente, dividido entre los partidarios del francés Jean-Claude Trichet y el holandés Wim Duisemberg como candidatos idóneos para ocupar la presidencia de la topoderosa entidad. El primer ministro británico, Toni Blair, se entrevistará el próximo día 1 con su colega holandés, Wim Kok, para esbozar una salida al conflicto. El presidente francés, Jacques Chirac, tenía previsto entrevistarse con su colega finlandés.

Con ello, los rumores sobre la eventual búsqueda del tercer hombre se desataron en Bruselas: se trataría de una mujer, la muy respetada gobernadora del banco central finlandés, Sirkka H„m„l„inen. Quizá también reverdezca ahora la ocasión del español Luis Ángel Rojo como alternativa de consenso.

Este litigio del BCE es el más grave ante la cumbre del fin de semana. Pero la Eurocámara se ocupó también del segundo, el llamado plan Waigel , que suscitó la división entre izquierda y derecha: hoy se votará, tras mucho pasilleo para un arreglo.

El conservador alemán Karl von Wogau (PPE) había logrado que la comisión parlamentaria aprobase el 15 de abril su «llamamiento en favor de la aplicación inmediata de los términos del Pacto de Estabilidad». Fue una victoria reñida y apretada de democristianos y liberales (27 votos) contra socialistas e Izquierda Unitaria (25 votos), con tres abstenciones. Las discrepancias se reprodujeron ayer.

Comité Monetario

En realidad, se trataría de una anticipación parcial del plan Waigel , que el ministro alemán propuso al Ecofin informal de York y fue ya rebajado en el Ecofin de la semana pasada. No incluiría adelantar las posibles sanciones (depósitos y multas) a los países ultradeficitarios, sino sólo la aplicación de los mecanismos de alerta rápida para contrarrestar los indicios de un eventual desvío del déficit. Y también la aceleración de la reducción de la deuda, sobre todo en los dos países que exhiben mayor volumen, Italia y Bélgica. Simultáneamente al debate parlamentario, el Comité Monetario retomaba anoche la discusión de un nuevo texto del plan Waigel. Este cuarto borrador ya eliminaba un factor contra el que España luchó en el Ecofin, la mención a que de la unión monetaria no se derivarían nuevas transferencias entre los Quince.

Y sobre el fleco polémico restante, la aceleración en la reducción de la deuda, los directores generales del Tesoro trabajaban anoche sobre una idea más liviana que la precedente. En efecto, el Ecofin descartó ya la semana pasada que los países más endeudados deban obligatoriamente dedicar «todos» los recursos adicionales generados por un mayor crecimiento económico a reducir su deuda, como quería Theo Waigel. La nueva fórmula a debate indicaba que «si los desarrollos presupuestarios son mejores que lo esperado, los Estados miembros, si es necesario , utilizarán esa ocasión» para rebajar su endeudamiento.

Lo interesante de este debate sobre uno de los escasos puntos aún no consensuados de la cumbre es que se producía simultáneamente en dos foros tan distintos como la Cámara y un comité de altos funcionarios de mucho peso en sus Gobiernos.

Pero hubo más. Un diputado del PPE, el belga Fernand Herman, suscribió una enmienda del socialista Alan John Donnelly y del liberal Patrick Cox que, de aprobarse mañana, desmantelaría la propuesta de Von Wogau: propugnan que el Pacto de Estabilidad se aplique no de forma inmediata , sino desde el 1 de enero de 1999, como inicialmente estaba previsto. ¿Será la vía de salida?

Otras interesantes enmiendas al ortodoxo informe del ponente reclamaban mecanismos para garantizar la «gestión democrática« del BCE y proponían que la política monetaria única «tome en consideración los distintos ciclos económicos« nacionales de los Once, sendas propuestas lanzadas por los Verdes.

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