Del vacío al lleno

, La anterior retrospectiva de Miquel Barceló en Barcelona finalizaba con el inicio de lo que él mismo denomina "los cuadros blancos". Antes, en su pintura habían aparecido cines oscuros, museos fantasmagóricos, bibliotecas y, un poco más tarde, grandes platos de sopa de pintura. También el pintor en su estudio, pintando, o rodeado de dibujos, o de libros. "Fue una especie de gripe. Los hice entre 1987 y 1991, lo que por otra parte es bastante tiempo", explica. "Los cuadros blancos fueron un poco la cuaresma de todo lo anterior. Era una manera de hacer limpieza. Intentaba jugar con la transpar...

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, La anterior retrospectiva de Miquel Barceló en Barcelona finalizaba con el inicio de lo que él mismo denomina "los cuadros blancos". Antes, en su pintura habían aparecido cines oscuros, museos fantasmagóricos, bibliotecas y, un poco más tarde, grandes platos de sopa de pintura. También el pintor en su estudio, pintando, o rodeado de dibujos, o de libros. "Fue una especie de gripe. Los hice entre 1987 y 1991, lo que por otra parte es bastante tiempo", explica. "Los cuadros blancos fueron un poco la cuaresma de todo lo anterior. Era una manera de hacer limpieza. Intentaba jugar con la transparencia, con lo visible, con lo que no se ve. En aquel momento pensaba que nunca más podría volver a pintar una figura. Después partí a Mali y tampoco podía pintar. Allí, al principio sólo hice dibujos. Pero me resultaba imposible pintar personas. Me quedé con las piedras y la luz. Después vinieron los cuadros de la lluvia". El Macba tiene en sus fondos una de estas obras, presente en la exposición, en la que aparece un paisaje brumoso en el que con atención pueden distinguirse algunas plantas, una charca, animales. Es como una perspectiva aérea, aunque imposible. "Son perspectivas mentales", afirma. Comenta que puede ser debido a que siempre ha tenido el estudio en sitios muy altos desde los que abarcaba un amplio paisaje o, también, porque la visión del paisaje ha variado mucho desde la existencia del avión.

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Orgía de imágenes

No era exactamente esa su intención, pero acabó quedándose en África. Y con el tiempo volvieron a aparecer las figuras y los colores. En el medio, comenta, se pasó todo un verano en Mallorca pintando un conjunto de obras de tema taurino. "Fue una orgía de imágenes. Iba a los toros y pintaba toros. Pocas veces he hecho algo tan parecido a una serie".Siguieron otros cuadros de Mali, más explosivos de color. "En 1991 hice un viaje por el río Níger en piragua durante la revolución en Malí. Pensaba que, entre otras cosas, así podría salir del país en caso de problemas. También era el tiempo en que empezaban las pateras y el éxodo de gente. Hay también un pueblo nómada que va todo el rato por el río en piraguas cargadísimas de gente y animales. Me gusta esto de navegar contracorriente y con lluvia. Nunca he pasado tanto frío como en África".

Otra temporada la pasó rodeado de animales de todo tipo, disecados o congelados. Cadáveres de animales que convirtieron sus estudios en un paisaje surrealista. Aparecieron luego en sus cuadros, abigarrados, colgados, formando bodegones imposibles o mitologías contemporáneas. Y, más adelante, fondos marinos casi yermos, casi tan polvorientos como el desierto, los que bordean la costa mallorquina. Y frutas abiertas en forma de sexo femenino o de herida. O simplemente frutas y verduras. Son casi sus últimas obras. "Cuando pinta pongo siempre el modelo encima del cuadro para que no haya un espacio fuera de la pintura. Es un tipo de relación muy física con las cosas. No hay realidad exterior, todo es pintura".

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