Investigadores españoles y británicos logran limitar el dolor en ratones modificados genéticamente

Cuando sufren grandes emociones, las personas y los animales a menudo muestran una gran insensibilidad al dolor. Ahora investigadores de España y del Reino Unido han mostrado al menos parte de la base bioquímica de este hecho Carmen de Felipe, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Elche(Alicante), en colaboración con investigadores de Alcalá de Henares (Madrid) y Cambridge (Reino Unido), ha comprobado que es posible limitar la sensación de dolor en los animales.Los investigadores han creado unos ratones transgénicos carentes del receptor de una molécula que transmite estímulos do...

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Cuando sufren grandes emociones, las personas y los animales a menudo muestran una gran insensibilidad al dolor. Ahora investigadores de España y del Reino Unido han mostrado al menos parte de la base bioquímica de este hecho Carmen de Felipe, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Elche(Alicante), en colaboración con investigadores de Alcalá de Henares (Madrid) y Cambridge (Reino Unido), ha comprobado que es posible limitar la sensación de dolor en los animales.Los investigadores han creado unos ratones transgénicos carentes del receptor de una molécula que transmite estímulos dolorosos al sistema nervioso. El trabajo se publica hoy en la revista Nature y verifica que esta molécula, llamada sustancia P, desempeña un papel "primordial" en dirigir la respuesta a situaciones de gran estrés tales como el dolor, las lesiones o la invasión territorial. "Estas respuestas biológicas son fundamentales para la supervivencia, de tal forma que un animal herido no siente inicialmente el dolor y por tanto puede reaccionar, bien sea huyendo o peleando" explica De Felipe.

"Los animales carentes del receptor N K 1 de la sustancia P responden casi normalmente a los estímulos dolorosos e incluso también desarrollan lo que se denomina dolor crónico, pero no presentan codificación ni amplificación en la respuesta", explica De Felipe. Es decir, que "no importa que el estímulo doloroso sea débil o fuerte, ya que los animales responden siempre igual".

El avance orienta a las empresas farmacéuticas, que deberán incidir sobre el receptor y no sobre la molécula. Para De Felipe, "lo más significativo es que los animales mutantes no presentan analgesia inducida por el estrés, lo que significa que tras un estímulo estresante sus umbrales dolorosos no cambian". No se dan cambios en los niveles de ansiedad, pero los machos mutantes son menos agresivos.

De Felipe está convencida de que el hombre puede ser capaz, mediante esta técnica, de controlar el dolor y las emociones, pero reconoce que todavía falta mucho por recorrer.

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