Juicio a un escultor británico acusado de utilizar órganos humanos

El obsesivo afán de emular a Leonardo da Vinci era ayer una de las conclusiones provisionales de los jueces londinenses que investigan el macabro caso de un escultor inglés acusado de comprar cabezas, extremidades y órganos humanos para usarlos secretamente en sus obras. Anthony-Noel Kelly, un artista de 42 años, y Niel Lindsay, un técnico de 25, comparecen ante tribunales de Clapham. y Southwark desde hace tres, días, en lo que la prensa popular ya ha bautizado como "el caso de los ladrones de cuerpos".Kelly y Lindsay juran ser totalmente ajenos a la misteriosa desaparición de especímenes ana...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El obsesivo afán de emular a Leonardo da Vinci era ayer una de las conclusiones provisionales de los jueces londinenses que investigan el macabro caso de un escultor inglés acusado de comprar cabezas, extremidades y órganos humanos para usarlos secretamente en sus obras. Anthony-Noel Kelly, un artista de 42 años, y Niel Lindsay, un técnico de 25, comparecen ante tribunales de Clapham. y Southwark desde hace tres, días, en lo que la prensa popular ya ha bautizado como "el caso de los ladrones de cuerpos".Kelly y Lindsay juran ser totalmente ajenos a la misteriosa desaparición de especímenes anatómicos humanos del Colegio Real de Cirujanos (CRC) entre junio de 1991 y noviembre de 1994. Pero Kelly, que antes de abrazar el arte se dedicaba a la carnicería, tenía acceso privilegiado a la sección de anatomía y a la morgue del CRC, donde se le reconocía "talento" gracias a una recomendación firmada por el vicepresidente de la institución, Richard Heald.

En una carta al jefe de la sección de anatomía, Chummy Sinnatamby, Heald dijo que Kelly había pasado "muchas, muchas horas" en su teatro de operaciones y morgues. "Kelly está particularmente interesado en producir un Leonardo del siglo XX". Sinnatamby declaró que, a su entender, Kelly quería "hacer dibujos anatómicos como el gran artista del Renacimiento". Kelly, agregó, "se pasaba horas enteras contemplando piezas humanas que flotaban en contenedores de fluidos de preservación" en salas del CRC. Sinnatamby recordó lo que le había dicho Kelly: "Me gusta contemplar la figura humana, la encuentro relajante".

Al parecer, Kelly contrató más tarde a Lindsay para que robara algunas piezas humanas y las llevara hasta su casona de Kent, donde aparentemente están enterradas dos cabezas, un torso, varias manos y antebrazos. Cuatro pies y otras cuatro manos aparecieron más tarde en un contenedor plástico en el sótano de la casa de una amiga de Kelly, según la policía.

El fiscal Andrew Campbell-Tiech dijo que las sospechas sobre Kelly comenzaron tras una exposición en el barrio de Islington el año pasado. Fotografias de las esculturas llamaron la atención del doctor Laurence Martin, real inspector de Anatomía. Martin llegó a la conclusión de que algunos rasgos de las obras sólo podían haber sido copiados de partes diseccionadas de cadáveres, y emprendió una investigación privada. La policía arrestó posteriormente a Kelly. Que se sepa, nadie ha expresado interés en comprar sus obras.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En