Crítica:CLÁSICA

La música más culta

Decididamente crece el interés del público hacia la música de cámara, hoy mejor atendida que hace unos años. Liceo de Cámara, que patrocina la Fundación Caja Madrid, ha presentado una nueva actuación del Cuarteto Melos de Stuttgart, fundado en 1965. Desde entonces sólo un instrumentista se ha renovado: la violinista Ida Bieler, que, en 1993, sucedió a Gerhard Voss. Los otros tres permanecen desde el primer día en su puesto con el primer violín, Wilhelm Melcher, en cabeza, cargado de años y experiencia pero con extraordinario ímpetu y poder de convicción. Es el que mantienen el viola Voss y el ...

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Decididamente crece el interés del público hacia la música de cámara, hoy mejor atendida que hace unos años. Liceo de Cámara, que patrocina la Fundación Caja Madrid, ha presentado una nueva actuación del Cuarteto Melos de Stuttgart, fundado en 1965. Desde entonces sólo un instrumentista se ha renovado: la violinista Ida Bieler, que, en 1993, sucedió a Gerhard Voss. Los otros tres permanecen desde el primer día en su puesto con el primer violín, Wilhelm Melcher, en cabeza, cargado de años y experiencia pero con extraordinario ímpetu y poder de convicción. Es el que mantienen el viola Voss y el violonchelo Peter Buck. Como es habitual en estos grupos señeros, el instrumental está a la altura de quienes lo tañen: un Bergonzi de 1731; un Villaume de 1846 que perteneció a Grumieaux; una viola Gasparo de Saló (1580) y un chelo de Francesco Ruggieri (1682).El programa, aparentemente muy diverso pues incluía cuartetos de Haydn, Beethoven y Hindemith, estaba tan bien pensado que quedaba unido por una serie de connotaciones. Por ejemplo, el brillante contrapuntismo de Haydn en el Cuarteto en sol mayor, opus 76, obtenía respuesta en el de Beethoven, en Do sostenido menor opus 131, y no dejaban ambos de relacionarse con el igualmente impetuoso contrapunto disonante de Paul Hindemith en el Cuarteto número 4, Opus 32, de 1923. Otro juego de interrelaciones: la libertad y fantasía con las que cada autor se enfrenta a su tiempo y circunstancia con palabras originales sobre una forma que parecía cerrada y que, sin embargo, se ha prestado a toda suerte de aperturas. Es paradigmático el citado cuarteto de Beethoven, que sustituye los movimientos del esquema heredado por siete secciones que lo convierte en un modelo de heterodoxia, tan necesaria para la evolución del pensamiento musical y de las formas que genera.

Cuarteto Melos

Liceo de Cámara. Obras de Haydn, Hindemith y Beethoven. Auditorio Nacional, 10 de marzo.

Recuperar para el repertorio una obra como la de Hindemith se me antoja muy necesario si queremos normalizar la conciencia musical de nuestro público. En el campo de la música de cámara Hindemith nos dejó un legado amplio y admirable. En cuanto a Haydn, que goza entre nosotros del consenso generalizado desde Iriarte a hoy, sería conveniente una más efectiva presencia en nuestros hábitos musicales. Todas las versiones del Melos estuvieron signadas por dos factores esenciales: perfección en las ejecuciones y hondura en la prospección y transmisión del contenido musical, lo que a su vez implica un cúmulo de detalles: riqueza de matices, lógica constructiva, claridad y virtuosismo. Hubo intensas y largas ovaciones a lo largo de toda la sesión.

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