La Paquera, fiel a sí misma

Si hay alguien rigurosamente fiel a su estilo en el flamenco se llama Francisca Méndez, La Paquera. Su actitud en el escenario es aguerrida. Su cante asilvestrado. Sale a cantar y es como si se lanzara en descubierta a una misión peligrosa. Hay en toda ella como una exaltación del desgarro y del poderío.Quien guste de esta forma de entender el cante tiene el espectáculo asegurado, porque Paquera es especial para eso de encarar las audiencias, sin micrófono, comiéndose el mundo. La Paquera es una fuerza de la naturaleza y como tal se comporta.

Todo lo contrario es Sara Baras, una ...

Si hay alguien rigurosamente fiel a su estilo en el flamenco se llama Francisca Méndez, La Paquera. Su actitud en el escenario es aguerrida. Su cante asilvestrado. Sale a cantar y es como si se lanzara en descubierta a una misión peligrosa. Hay en toda ella como una exaltación del desgarro y del poderío.Quien guste de esta forma de entender el cante tiene el espectáculo asegurado, porque Paquera es especial para eso de encarar las audiencias, sin micrófono, comiéndose el mundo. La Paquera es una fuerza de la naturaleza y como tal se comporta.

Todo lo contrario es Sara Baras, una joven guapa y con encanto, que baila. Baila bien, y está haciendo una interesante carrera, pero a veces se equivoca. Son equivocaciones bastante frecuentes entre los jóvenes bailaores de hoy. Cuando hace demasiado largos sus bailes, por ejemplo. Cuando insiste en bailar prácticamente sin música, sobre un fondo de percusión repetitiva, monocorde y monorrítmica. Sara tiene técnica, gracia y saber para hacer un baile mucho más atractivo y de más profundo calado flamenco y debe hacerlo. Le sobra preparación para ello. Lo que le falta, quizá, es claridad de ideas para fijar la línea más idónea a su baile.