El Ballet Nacional de España se abre a una estética renovadora

Nueva York aplaude "Los tarantos"

El estreno del Ballet Nacional de España en el City Center neoyorquino llenó de un público entusiasta de lo español un teatro habitualmente ocupado por grandes compañías. Este año han pasado por allí desde el American Ballet Theatre hasta Alvin Ailey y Paul Taylor. El primer programa estableció un claro contraste entre la tradición entendida de manera escolástica y la visión renovadora llena de riesgos y pujanza de la nueva dirección, encabezada por Aida Gómez.

El patio de butacas se llenó de un público no exactamente juvenil, sino de ese maduro asiduo de butaca y de estreno en esta...

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El estreno del Ballet Nacional de España en el City Center neoyorquino llenó de un público entusiasta de lo español un teatro habitualmente ocupado por grandes compañías. Este año han pasado por allí desde el American Ballet Theatre hasta Alvin Ailey y Paul Taylor. El primer programa estableció un claro contraste entre la tradición entendida de manera escolástica y la visión renovadora llena de riesgos y pujanza de la nueva dirección, encabezada por Aida Gómez.

El patio de butacas se llenó de un público no exactamente juvenil, sino de ese maduro asiduo de butaca y de estreno en esta ciudad, que sabe lo que ve, lo que degusta y lo que aplaude. Entre los asistentes al estreno, Inocencio Arias, embajador de España ante las Naciones Unidas, que se mostró entusiasmado por la energía y brillantez con que se entregó el conjunto hasta llegar a envolver a ese público enteradísimo y verdaderamente duro cuando se le ofrece algo que no convence.Tanto es así que la apertura con el estreno norteamericano de Los tarantos, una coreografía de Felipe Sánchez de hace varios años inspirada de lejos en Romeo y Julieta y con música de Paco de Lucía, fuera recibida con una cierta frialdad ante su densidad narrativa y que le liga a una zona del ballet español actualmente en retirada. No es que falten valores a la obra, pero su color de sangre, sudor y lágrimas constantes, en una tensa cuerda dramática que muchas veces roza, él tópico y no parece entonarse a una tendencia actual que podíamos tildar de neoclasicista, donde todo se suaviza sobre una cuerda igualmente tensada pero forrada de suave terciopelo a la moda.

Partitura vibrante

A continuación, el ya clásico Ritmos, de Alberto Lorca, y con la partitura vibrante de José Nieto, estableció una riqueza de conjunto manifestado en la igualdad y buen gusto de la interpretación de la totalidad de la plantilla, encabezados por Lola Greco la más aplaudida sin duda de la noche y Óscar Jiménez.La segunda parte ha sido, armada por Aida Gómez como una secuencia ininterrumpida que pasa por la soleá por bulerías coreografiada y bailada por Eva la Yerbabuena y remata primero con el cuarteto Mensaje (creación de la propia Gómez sobre partitura de Vicente Amigo) Luz de alma, efectiva producción par a 20 hombres, donde también hizo su parte solista con arrojo Francisco Velasco.

Una de las revelaciones dé esta gira ha sido la cantaora Ana María Ramón, cuyo timbre misterioso y envolvente hace esa función mágica sobre el baile capaz de completarlo y elevarlo.

Despejar dudas

Eva la Yerbabuena fue aplaudida en lo que representa su debú con el Ballet Nacional de España, y los entusiastas aplausos finales despejaron las dudas creadas por un ocioso, despistado y largo artículo previo que publicara el domingo pasado The New York Times, más inspirado en la diletancia de pasillo que en el conocimiento científico e histórico del ballet y en el que movía a risa la atribución de la fundación de la compañía a la reina Sofía y falseaba, importantísimos datos de su historia;era una de esas aberraciones, como las que atribuyen a Toledo y San Petersburgo el ser solamente unos puebluchos a este lado del Atlántico.

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