Almudena Grandes recrea la historia de un cuadro del nieto de Freud

"No hay nada peor que el desamor y rechazar a alguien que se ofrece por completo". Ésa es la historia que ha querido descubrir la escritora Almudena Grandes en los trazos de la mujer del cuadro Último retrato, de Lucien Freud (Berlín 1922) nieto de Sigmund Freud y uno de los pintores más inquietantes de este siglo.La aproximación a esta obra, pintada entre 1976 y 1977, la hizo en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, ayer, dentro del programa El cuadro del mes. En marzo la escritora invitada será Ana María Matutes.

En el caso de Grandes, el cuadro la escogió a ella. "El d...

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"No hay nada peor que el desamor y rechazar a alguien que se ofrece por completo". Ésa es la historia que ha querido descubrir la escritora Almudena Grandes en los trazos de la mujer del cuadro Último retrato, de Lucien Freud (Berlín 1922) nieto de Sigmund Freud y uno de los pintores más inquietantes de este siglo.La aproximación a esta obra, pintada entre 1976 y 1977, la hizo en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, ayer, dentro del programa El cuadro del mes. En marzo la escritora invitada será Ana María Matutes.

En el caso de Grandes, el cuadro la escogió a ella. "El día que fui al museo para seleccionar la obra un cuadro me dijo '¡hee!, soy yo. Estoy aquí'. Era un retrato desolador. Tristísimo", dijo. Casualmente una obra del mismo pintor se le cruzó en el camino en 1991 con otra pintura que fue la portada de su libro Te llamaré Viernes. El cuadro era Chica con un vestido oscuro (1951), que bien podría ser el retrato de la mujer que protagoniza su novela, según palabras de la autora de Las edades de Lulú.

Aunque la modelo de Último retrato es desconocida, cuando Grandes la vio la reconoció. Era la misma mujer que Freud había convertido en 1973 en protagonista de tres de sus cuadros. "Sólo que primero aparece semidesnuda y luego desnuda, como en recogimiento, después de la relación sexual", dice Grandes al tiempo que recomienda que no le hagan mucho caso porque son fabulaciones suyas.

Si en los tres primeros cuadros el pintor parecía reflejar el deseo mutuo, el último puede ser el "testamento de un amor que se acaba", opina Grandes.

A esta conclusión la llevó la mirada verosímil que ella encuentra en la modelo. "Como si él no se atreviera a pintarla como quiere. Ahora la respeta más y la pinta tal y como la veríamos nosotros", afirma. "Es una mujer que flota como un espíritu pero que se ve muy cansada. Que refleja lo que es inmolarse en las llamas del amor". Último retrato es la obra de un pintor que Grandes describe como "alguien que desea captar la esencia no la apariencia".

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