Una pesadilla holandesa

Aunque a finales de año la peste porcina en Holanda parecía controlada, en los últimos días ha cundido otra vez la alarma al descubrirse nuevos casos que elevan las granjas afectadas a 430. La pesadilla, que no ha terminado, ha costado miles de puestos de trabajo, muchos millones de florines y miles de cabezas sacrificadas. La UE acusa al Gobierno holandés de actuar con grave negligencia a la hora de atajar la enfermedad.A mediados de enero del año pasado, Mair Melis, un ganadero de la región holandesa de Brabante, empezó a notar que los cerdos de su granja no se comportaban con normalidad. En...

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Aunque a finales de año la peste porcina en Holanda parecía controlada, en los últimos días ha cundido otra vez la alarma al descubrirse nuevos casos que elevan las granjas afectadas a 430. La pesadilla, que no ha terminado, ha costado miles de puestos de trabajo, muchos millones de florines y miles de cabezas sacrificadas. La UE acusa al Gobierno holandés de actuar con grave negligencia a la hora de atajar la enfermedad.A mediados de enero del año pasado, Mair Melis, un ganadero de la región holandesa de Brabante, empezó a notar que los cerdos de su granja no se comportaban con normalidad. En apenas unos días se le murieron cerca de 60 cabezas. Poco después recibió el diagnóstico de los veterinarios: se trataba de peste porcina, una enfermedad que, aunque no es dañina para el ser humano, tiene efectos mortales para los animales. La voz se corrió como la pólvora, y cuando el 4 de febrero de 1997 el ministro de Agricultura, Jozias van Aartsen, hizo público el caso y anunció que quedaba prohibido todo movimiento de animales en la zona, ya era tarde.

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"Esas pocas horas de retraso fueron suficientes para que se propagara la enfennedad", asegura Jack Luiten, portavoz de LTO, la organización nacional que agrupa a agricultores y ganaderos. La asociación considera también que las seis semanas que el ministerio tardó en comenzar a tomar medidas preventivas en un radio cercano a las granjas afectadas dio el espaldarazo definitivo a la peste, la mayor que se ha registrado nunca en la UE. La ejecución de los 1.700 cerdos de Melis sólo fue el comienzo de los más de 10 millones que se han tenido que eliminar.

Las ventas en el sector se han reducido en 2.000 millones de florines (150.000 millones de pesetas), la exportación de animales vivos estuvo paralizada el año pasado y la de carne cayó un 18%. Se han perdido 3.000 empleos, que serán 8.000 en los próximos meses, un 13% de la fuerza laboral del sector. En total, el Gobierno holandés ha calculado en 3.000 millones de florines (225.000 millones de pesetas) el coste de la operación. Y no ha terminado.

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