Cartas al director

Posesos, exorcistas y cruzados

El artículo de mi colega Vidal-Quadras (16 de enero) -en el que reitera su bien conocida posición frente a los nacionalistas catalanes- hace uso del recurso retórico que ya recomendaban los predicadores clásicos: fabricar ante el auditorio una desmejorada caricatura de los adversarios y de sus argumentos para facilitar así la tarea de combatirlos dialécticamente.En esta ocasión, la partida estaba ganada de antemano, porque el articulista que Vidal-Quadras toma como pretexto para su nuevo alegato cometió la torpeza de situarse en su mismo terreno, aunque mucho menos pertrechado en aptitudes par...

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El artículo de mi colega Vidal-Quadras (16 de enero) -en el que reitera su bien conocida posición frente a los nacionalistas catalanes- hace uso del recurso retórico que ya recomendaban los predicadores clásicos: fabricar ante el auditorio una desmejorada caricatura de los adversarios y de sus argumentos para facilitar así la tarea de combatirlos dialécticamente.En esta ocasión, la partida estaba ganada de antemano, porque el articulista que Vidal-Quadras toma como pretexto para su nuevo alegato cometió la torpeza de situarse en su mismo terreno, aunque mucho menos pertrechado en aptitudes para la ironía o el sarcasmo. Aptitudes que Vidal-Quadras suele derrochar, en cambio, en sus intervenciones públicas.

Pero las victorias oratorias y literarias de su tenaz cruzada no suelen ser demasiado efectivas en el complejo terreno de los hechos. Le impiden hacerse con una idea cabal de lo que está realmente en juego. Y, a partir de ahí, contribuyen muy poco a la transacción razonable que debe encerrar toda solución política para la convivencia.

Esta convivencia es, por fortuna, lo que más valora la gran mayoría del país, que se siente poco o nada reconocida en las caricaturas que exorcistas y cruzados tienden a fabricar para justificar sus respectivas causas y -aunque resulte paradójico- para alimentarse recíprocamente.- Josep M. Vallés.

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