Editorial:

Secuestro y pedagogía

LO MÁS LLAMATIVO de que en una academia de enseñanza de euskera para adultos de San Sebastián se haya utilizado la simulación del seguimiento previo a un secuestro como sistema de aprendizaje no es el hecho en sí, que sugiere un singular mal gusto pedagógico, cuando no otras cosas peores. Más inquietante todavía, por lo que revela de adormecimiento de la sensibilidad común, es que ninguno de los 11 profesores de enseñanza pública sometidos a este aberrante ejercicio hiciera constar una protesta en regla y que tan peculiar pedagogía no se haya conocido hasta transcurridos varios meses, durante ...

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LO MÁS LLAMATIVO de que en una academia de enseñanza de euskera para adultos de San Sebastián se haya utilizado la simulación del seguimiento previo a un secuestro como sistema de aprendizaje no es el hecho en sí, que sugiere un singular mal gusto pedagógico, cuando no otras cosas peores. Más inquietante todavía, por lo que revela de adormecimiento de la sensibilidad común, es que ninguno de los 11 profesores de enseñanza pública sometidos a este aberrante ejercicio hiciera constar una protesta en regla y que tan peculiar pedagogía no se haya conocido hasta transcurridos varios meses, durante los cuales a nadie llamó la atención. También es un hecho singular, aunque muy descriptivo, que la Coordinadora de Alfabetización y Euskaldunización (AEK), asociación a la que pertenece el centro, se preocupe sobre todo, una vez divulgado el asunto, en justificar tal práctica invocando la supuesta existencia de textos análogos españoles y británicos, evitando un juicio crítico y moral preciso sobre ella.Los responsables de AEK se quejan de que se haya sacado ese ejercicio del contexto académico en el que se plantea. Sin embargo, es en su contextualización en la realidad sociopolíticá vasca cuando dicho juego de rol adquiere su cariz más deleznable. En otras latitudes, la propuesta docente de vigilar a una persona para secuestrarla se limitaría a un problema de mal gusto. En el País Vasco, donde efectivamente el secuestro constituye una forma habitual de financiación e intimidación de un grupo terrorista que se escuda en móviles políticos, el juego propuesto entra en una categoría diferente. Acertadamente, el Gobierno vasco ha entendido la gravedad de los hechos y ha ordenado abrir una investigación sobre los métodos didácticos utilizados por algunos profesores del centro, contando con el apoyo de las fuerzas políticas vascas -excepto el obvio desmarque de HB-, que han criticado con diversa intensidad el caso. Porque es en esta normalidad de la violencia donde se crea el caldo de cultivo que cada semana genera numerosos atentados contra empresas y personas, como el brutal ataque al domicilio particular de la periodista Carmen Gurrutxaga, en un intento de coartar su libertad de expresión, que tanto incomoda a quienes hacen de la intransigencia su modo de vivir en sociedad.

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Sin embargo, como ocurriera el pasado verano en las colonias escolares de Zeanuri (Vizcaya) con la mochila de piedras que tenían que llevar los niños que hablaran en castellano, también en esta oportunidad algunos se han puesto la venda antes de la herida, advirtiendo que estas conductas son aisladas y ajenas al proceso de extensión del euskera en la sociedad vasca. Esto se da por supuesto. No sólo son ajenas, sino que resultan contraproducentes para la deseable equiparación en el uso social del euskera y del castellano. El euskera. pertenece a todos los vascos y es demasiado importante como para jugar con él a secuestros, sean ficticios o reales.

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