Entrevista:

"Si no tomáramos medidas, las emisiones españolas habrían aumentado un 25% en el 2000"

Dolores Carrillo, de 42 años, delegada de España en la cumbre, afirma que es fundamental un acuerdo sobre reducción de gases de efecto invernadero. "Es mejor un acuerdo, aunque no sea muy ambicioso que ningún acuerdo. Un acuerdo, al menos, es un mecanismo para seguir trabajando, mientras que si no lo hay, habría que empezar de nuevo a negociar". Carrillo, directora general de Calidad Ambiental, tiene mucha experiencia en negociaciones técnicas y políticas, puesto que ha trabajado en el clima desde 1990 en la Comisión Europea.Pregunta. La posición de España, autorizada a aumentar sus emi...

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Dolores Carrillo, de 42 años, delegada de España en la cumbre, afirma que es fundamental un acuerdo sobre reducción de gases de efecto invernadero. "Es mejor un acuerdo, aunque no sea muy ambicioso que ningún acuerdo. Un acuerdo, al menos, es un mecanismo para seguir trabajando, mientras que si no lo hay, habría que empezar de nuevo a negociar". Carrillo, directora general de Calidad Ambiental, tiene mucha experiencia en negociaciones técnicas y políticas, puesto que ha trabajado en el clima desde 1990 en la Comisión Europea.Pregunta. La posición de España, autorizada a aumentar sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 17% de aquí al 2010 a pesar de que lo que se está negociando es lo contrario, la reducción de emisiones de los países desarrollados, está dando que hablar en Kioto.

Respuesta. La situación de España y de otros países de la UE que pueden aumentar sus emisiones se encuadra en un objetivo común de la UE de reducción en bloque. El arreglo interno que hagamos es asunto nuestro, igual que EE UU puede arreglar como le parezca la situación entre sus Estados.

P. ¿Cómo se reparte la carga entre los países miembros de la llamada burbuja europea?

R. La UE decidió, en Consejo de Ministros, proponer una reducción de un 15% para el 2010 respecto a 1990. Luego se planteó cómo alcanzar el objetivo. Había que repartir el esfuerzo entre todos los países reconociendo que no todos podemos hacer lo mismo y que no todos hemos contribuido por igual a las emisiones ni tenemos los mismos niveles de emisión. Para hacer el reparto se utilizó como base las emisiones de CO2 per cápita, el parámetro más objetivo porque, además, hay inventarios de la Agencia Europea del Medio Ambiente y no depende el reparto de inventarios nacionales.

P. ¿Cuánto emite España y cuánto otros países de la UE?

R. España emite 5,6 toneladas de CO2 por habitante y año, según datos de 1995. Alemania, más del doble. La media comunitaria roza las ocho toneladas. Sólo Portugal está por debajo de España, con una emisión de 5,2.

P. ¿Cómo se usaron estos valores para definir el esfuerzo de cada uno en la reducción conjunta?

R. A los países por encima de la media les toca reducir; los que están próximos a la media, como Francia y Finlandia, estabilizan, y los que tienen una tasa de emisión por debajo de la media pueden aumentar. En el ajuste se consideró también el nivel de desarrollo. Por eso Grecia, con emisiones superiores a las españolas, puede aumentar hasta un 30%, y nosotros un 17%.

P. ¿Cuánto aumentarían las emisiones españolas sin este compromiso?

R. Con el plan energético nacional vigente, y según las previsiones del Ministerio de Industria y Energía, las emisiones se incrementarían hasta en un 25% en el 2000 respecto a 1990. Y esto considerando sólo las emisiones del sector energético, no del transporte, que es la gran asignatura pendiente.

P. ¿Cómo ve la marcha de las negociaciones en Kioto?

R. Las declaraciones de los estadounidenses el primer día contra la propuesta de la UE fueron un jarro de agua fría. En la reunión de coordinación comunitaria decidimos no responder de la misma manera y tratar de encontrar acuerdos posibles. Hemos seguido negociando con ellos sobre los gases a reducir y los sumideros de CO2 para que cuando lleguen los ministros tengan encima de la mesa las cuestiones y tomen las decisiones políticas.

P. Pero todas esas negociaciones siguen dando rodeos sin atacar la cuestión fundamental, que es acordar cantidades y plazos de reducción de emisiones.

R. Sí. Lo fundamental es qué objetivo de reducción van a presentar los estadounidenses; esto es lo que les está exigiendo todo el mundo. Es un país que origina la cuarta parte de las emisiones globales y debería comprometerse en un objetivo de reducción y no sólo de estabilización en el 2008 respecto a 1990.

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