Una exposición de homenaje muestra la España de los 50 de Catalá-Roca

Su nacimiento fue pagado con la fotografía y se muestra orgulloso de que su entierro también esté ya sufragado con la fotografía. Hijo y padre de fotógrafos, Francesc Catalá-Roca (Valls, Tarragona, 1922) ha celebrado su 75º cumpleaños con una exposición de homenaje que, tras el éxito de público durante semanas en Cataluña, se abrió ayer en Madrid (Blanquerna, Serrano, 1). Primer fotógrafo español que recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas (1983) y maestro del blanco y negro, Catalá-Roca supo retratar como pocos aquella España de los años cincuenta que marcaba el final de una época en un...

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Su nacimiento fue pagado con la fotografía y se muestra orgulloso de que su entierro también esté ya sufragado con la fotografía. Hijo y padre de fotógrafos, Francesc Catalá-Roca (Valls, Tarragona, 1922) ha celebrado su 75º cumpleaños con una exposición de homenaje que, tras el éxito de público durante semanas en Cataluña, se abrió ayer en Madrid (Blanquerna, Serrano, 1). Primer fotógrafo español que recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas (1983) y maestro del blanco y negro, Catalá-Roca supo retratar como pocos aquella España de los años cincuenta que marcaba el final de una época en un país ya sometido a cambios vertiginosos. "Claro que fue consciente de que estaba reflejando una España en plena transformación", señaló ayer su hijo Andreu.Playas andaluzas que desprenden casi el olor a salitre entre niños, carritos de helados, monjas y guardias civiles; estampas urbanas de la Gran Vía madrileña o de las Ramblas barcelonesas; pueblos de la Castilla profunda surgidos casi de la épóca anterior a los motores; retratos de Salvador Dalí o de Joan Miró componen lo mejor de una muestra de 75 fotografías para rendir tributo a la edad de Catalá-Roca.

Con un estilo similar al de Cartier-Bresson, enemigo del flash y partidario del color, pese a que la mayor parte de su obra esté plasmada en blanco y negro, el fotógrafo catalán siempre ha sido partidario de "captar más que de hacer una foto". Su hijo Andreu comentó así las opiniones de su padre: "Una fotografía ha de ser como un texto. Ha de explicar algo y explicarlo bien".

300.000 fotos inéditas

El fotógrafo no pudo asistir a la presentación de su muestra en Madrid, que permanecerá abierta hasta el 31 de enero, porque se encuentra convaleciente de algunas dolencias. No obstante, su hijo resaltó que Catalá-Roca tiene el cuerpo frágil, pero la mente absolutamente despierta. Prueba de ello es que trabaja en la catalogación de un inmenso archivo compuesto por 300.000 negativos inéditos. Tanto su hijo Andreu como David Balsells, comisario de la exposición, destacaron la profesionalidad, la naturalidad y la generosidad como los principales rasgos de la trayectoria de este ya histórico fotógrafo español.La profesionalidad fue subrayada por una dedicación desde los 13 años a la fotografía, la naturalidad pasa por esa Filosofía de captar la realidad con sus encuadres y sus enfoques y la generosidad fue resumida de este modo por su hijo: "Mi padre ha retratado siempre al pueblo y ha querido que sus imágenes sean contempladas por el pueblo". Su defensa de la naturalidad le ha llevado a exponer sus obras a gran tamaño y sin marcos ni vidrios de modo que nada se interponga entre la fotografía y sus espectadores. Aunque la exposición abarca casi medio siglo de actividad, la mayoría de imágenes corresponde a los cincuenta.

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