Mestizaje integral

Los músicos verdaderos están felizmente condenados a hacer música sincera, así practiquen estéticas de escrupulosa pureza estilística o híbridos casi imposibles. El grupo que ocupa el escenario del Café Central esta semana se inclina por la segunda opción pero consigue dar la impresión de estar apuntado a la primera, y regala con desarmante autoridad un mestiza e cabal hecho de clásicos del jazz a ritmo de alegrías, bulerías y tangos. Sobre piezas tan solicitadas como Darn that Dream, Bye bye blackbird y maravillas diversas de Parker y Monk, la incisiva sección rítmica se desdobla con t...

Los músicos verdaderos están felizmente condenados a hacer música sincera, así practiquen estéticas de escrupulosa pureza estilística o híbridos casi imposibles. El grupo que ocupa el escenario del Café Central esta semana se inclina por la segunda opción pero consigue dar la impresión de estar apuntado a la primera, y regala con desarmante autoridad un mestiza e cabal hecho de clásicos del jazz a ritmo de alegrías, bulerías y tangos. Sobre piezas tan solicitadas como Darn that Dream, Bye bye blackbird y maravillas diversas de Parker y Monk, la incisiva sección rítmica se desdobla con talante cañí, mientras el contrabajo de Javier Colina argumenta con hondura de tocaor antiguo. Perico Sambeat y George Colligan parecen disfrutar del vértigo rítmico y lo coronan con solos de mérito. El valenciano es un improvisador absoluto y el neoyorquino Colligan desmiente sus maneras de estricto cumplidor de la ley con intervenciones de riesgo que denotan un envidiable conocimiento armónico y una frescura rítmica ajena al academicismo. Esta reunión suena tan bien que por momentos parece la mejor música posible.