El alcohol merma la capacidad de conducir, incluso en bajas dosis

Un estudio muestra alteraciones psicomotoras y de la percepción del tiempo

El alcohol disminuye las capacidades necesarias para una correcta conducción, incluso en dosis inferiores a las permitidas legalmente y consideradas no peligrosas. Esa es la conclusión a la que llega un estudio experimental, realizado en el hospital de Sant Pau de Barcelona, que constituye la base de la tesis doctoral de Ángela Hernández Collado, dirigida por el catedrático Miguel Sánchez Turet en el Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Universidad de Barcelona.El estudio concluye que la administración de dosis bajas de alcohol, del orden de 0,4 gramos por kilo, a jóvenes var...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El alcohol disminuye las capacidades necesarias para una correcta conducción, incluso en dosis inferiores a las permitidas legalmente y consideradas no peligrosas. Esa es la conclusión a la que llega un estudio experimental, realizado en el hospital de Sant Pau de Barcelona, que constituye la base de la tesis doctoral de Ángela Hernández Collado, dirigida por el catedrático Miguel Sánchez Turet en el Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Universidad de Barcelona.El estudio concluye que la administración de dosis bajas de alcohol, del orden de 0,4 gramos por kilo, a jóvenes varones de 18 a 26 años en situaión de nocturnidad, induce un deterioro psicomotor que dura hasta cuatro horas y media después de la ingesta.

Durante ese tiempo, los niveles de alcohol en sangre se sitúan entre 0,4 y 0,2 gramos por litro, muy por debajo de los 0,8 que la legislación española permite como máximo para conducir. Además de una merma en la capacidad psicomotriz, en esos casos el alcohol hace que la percepción del tiempo sea más lenta.

36 evaluaciones

En 1996 se produjeron en España 3.998 muertes por accidentes de circulación. Las autoridades de tráfico estiman que un 40% de los accidentes mortales están relacionados con la ingesta de alcohol. La relación es especialmente significativa en los siniestros que se producen durante la noche en los que están implicados personas menores de 30 años. Una parte importante de los accidentes laborales podrían estar también relacionados con la merma de la capacidad psicomotora que comporta la ingesta de dosis de alcohol consideradas en principio no peligrosas.

Diversos estudios habían analizado los efectos del alcohol en dosis bajas y medias, pero con resultados dispares. Ángela Hernández-Collado lo atribuye a las diferentes metodologías utilizadas y a la gran variabilidad de las circunstancias. No es lo mismo beber de golpe que hacerlo espaciadamente, ni beber comiendo que sin comer. Y el efecto tampoco es el mismo en una persona corpulenta que en otra delgada.

La principal limitación de esos estudios radicaba, sin embargo, en el escaso número de evaluaciones. En el efectuado en la unidad de Farmacología Clínica de Sant Pau se realizaron un total de 36 evaluaciones a cada uno de los sujetos, todos ellos de 15 a 40 años, de modo que, según la responsable de la investigación, "los resultados ya no están influidos por el azar".

Se practicaron seis pruebas antes de la ingesta de alcohol y las restantes en las cinco horas siguientes. Y cada vez se midieron varios parámetros, como la actividad encefalográfica, los reflejos, la percepción del tiempo, la alcoholemia subjetiva, etcétera. Para que tuvieran validez ecológica, las pruebas se realizaron por la noche, con el, fin de reproducir al máximo las condiciones habituales de ingesta, en las que el cansancio o la somnolencia pueden agravar los efectos del alcohol.

Los resultados confirmaron la esperada afectación de la psicomotricidad. Pero las pruebas revelaron también que incluso en alcoholemias ínfimas, por ejemplo de 0,02 gramos por litro de sangre, se observaba un deterioro de la psicomotricidad fina, la de precisión. Eso significa que un cirujano, por ejemplo, pierde capacidad incluso con dosis consideradas nimias.

Otro efecto claramente demostrado fue la alteración en la percepción del tiempo. El alcohol provoca, incluso en dosis bajas, una lentificación en la evaluación del tiempo, algo muy importante, por ejemplo, a la hora de calcular la velocidad del coche que viene en sentido contrario y el tiempo que tardará en llegar. El retraso medio fue de dos a tres segundos.

Los efectos del alcohol dependen también de la forma en que se tome. Por ejemplo, si se ingieren los 100 centímetros cúbicos de alcohol que contiene un cuarto de litro de whisky en una sola toma, en menos de media hora el grado de alcoholemia en sangre será superior a dos gramos por litro, mientras que si esa misma cantidad se espacia en tres tomas repartidas cada tres horas, no superará los 0,5 gramos por litro.

Embriaguez subjetiva

Una de las mayores sorpresas del estudio se produjo en las pruebas sobre embriaguez subjetiva. Este es un punto importante porque una correcta evaluación del propio estado puede a veces salvar la vida, como ocurrió hace poco cuando un conductor que viajaba por la M-30 de Madrid llamó desde su teléfono móvil a la Guardia Urbana para que le ayudara, pues había bebido demasiado y temía sufrir un accidente.

Curiosamente, en las alcoholemias medias y bajas analizadas, los sujetos se consideraban menos embriagados cuanto mayor era la tasa de alcohol en sangre. De ahí que la frase "he bebido, pero estoy bien, no te preocupes" deba ser tomada siempre con mucha cautela, pues es posible que la percepción sea incorrecta.

"La autoevaluación es muy importante, como también lo es saber tomar decisiones adecuadas a las circunstancias. Si se ha bebido durante la cena, aunque sea poco, habrá que tener en cuenta si el trayecto que se va a hacer es conocido o nuevo , si se trata de una vía rápida o un itinerario tranquilo y si hay o no mucho tráfico", indica Angela Hernández-Collado.

"La gente debe saber que el alcohol disminuye sus capacidades, incluso en dosis bajas, y también creo que debería revisarse la tasa de alcoholemia permitida", añade. Ante el aumento de las muertes por accidente de tráfico durante 1997, la Dirección General de Tráfico ha abierto un periodo de reflexión para evaluar las posibles medidas que adoptar. Hernández-Collado considera que una de ellas debería ser reducir el grado de alcoholemia en sangre legalmente permitido y aumentar los controles.

Archivado En