Críticos de arte reflexionan sobre la "hipertrofia" de las vanguardias

Pérdida irreversible del "sentido quimérico" del arte, en palabras de Francisco Calvo Serraller; "expresión de la frigidez de la época o respuesta anoréxica frente al exceso", según Estrella de Diego; fagocitación de las formas y actitudes vanguardistas por sus propios idearios conceptuales, a decir de Simón Marchán; diversos profesores y críticos de arte varían sólo el matiz a la hora de evaluar "la hipertrofia" sin salida que supone el legado vanguardista para la representación estética actual. Según Jesús Viñuales, absorción de la vanguardia por el poder oficial, y para Enrique García Meler...

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Pérdida irreversible del "sentido quimérico" del arte, en palabras de Francisco Calvo Serraller; "expresión de la frigidez de la época o respuesta anoréxica frente al exceso", según Estrella de Diego; fagocitación de las formas y actitudes vanguardistas por sus propios idearios conceptuales, a decir de Simón Marchán; diversos profesores y críticos de arte varían sólo el matiz a la hora de evaluar "la hipertrofia" sin salida que supone el legado vanguardista para la representación estética actual. Según Jesús Viñuales, absorción de la vanguardia por el poder oficial, y para Enrique García Melero, o contradicción irresoluble del "academicismo vanguardista".Reunidos bajo el epígrafe Leyenda y realidad de las vanguardias pictóricas, en uno de los cursos de verano que a lo largo de esta semana celebró en Avila la Universidad Nacional de Educación a Distancia, muchos coinciden en apreciar que se trata de una crisis sin modelo de recambio universalmente válido. "Si no hay contempladores, no hay arte; si no hay un público de vanguardia, tampoco habrá artista de vanguardia", afirmó Calvo Serraller, señalando uno de los umbrales de esta crisis, que al otro extremo se complica con este enfoque de Viñuales: "Si un poder oficial contempla un movimiento de vanguardia, éste, por definición, deja de serlo".

Para García Melero, director del curso, Ias vanguardias nacieron ya diluidas, o con su propio certificado de defunción bajo el brazo". Y Simón Marchán distinguió entre vanguardias positivas y negativas; las primeras se corresponderían con las formas expresivas mientras que las segundas serían aquellas meramente conceptuales víctimas de su propia cerrazón programática e ideológica.

Para Estrella de Diego, el pop-art constituye "la última de las grandes corrientes artísticas de la tradición clásica". Según expuso, "ya se ha terminado el placer transgresor que caracterizó la actitud vanguardista del arte. Pero eso no quiere decir que ahora venga el vacío. Por fortuna, el deseo es innombrable".

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